Isaacson: Simplemente lo escuché


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Steve Jobs le dijo a Walter Isaacson que le gustarí­a que escribiera su biografí­a porque era bueno para hacer que las personas hablaran, pero resultó que Jobs no necesitó que le pusiera demasiada presión, aunque era muy reservado sobre su vida y la empresa que fundó.

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Por BARBARA ORTUTAY NUEVA YORK / Agencia AP

«Simplemente lo escuché», dijo Isaacson, cuya biografí­a «Steve Jobs» (Simon & Schuster) comenzó a venderse el lunes. Jobs, quien murió el 5 de octubre a los 56 años, tras una larga lucha contra el cáncer de páncreas, era un hombre con grandes contradicciones, producto de la contracultura de la década de 1960 que fundó la empresa tecnológica más valiosa del mundo, Apple Inc.

En una entrevista Isaacson dijo ayer que Jobs era un gran cuentacuentos con «historias fascinantes», a veces el autor lo escucharí­a contar esas mismas historias dos o tres veces con variaciones muy pequeñas. A través de más de 40 conversaciones con Jobs, así­ como entrevistas con su familia, amigos cercanos, excompañeros de trabajo e incluso rivales, Isaacson logró un gran retrato de un personaje complejo y por momentos conflictivo.

Isaacson comenzó a trabajar en el libro en 2009 después de que la esposa de Jobs, Laurene Powell, le dijera que si «alguna vez iba a hacer un libro sobre Steve debí­a hacerlo ahora». El aviso llegó poco después de que Jobs hubiera pedido su segundo permiso médico como director general de Apple, en enero de ese año. Su tercer permiso, que comenzó en enero de 2011, fue el último.

«En la mayor parte de este proceso no estuvo enfermo», dijo Isaacson, cuando le preguntaron cómo fue trabajar en el libro y hablar con la familia de Jobs mientras estuvo enfermo.

«Solí­amos tener grandes caminatas», dijo. «Cada noche cenábamos en la mesa en su cocina con su esposa y sus hijos. No salí­a mucho o a cenas de gala, tampoco viajaba mucho. Aunque estaba totalmente concentrado en su trabajo, siempre solí­a llegar a casa a cenar».

Aquellos que ven a Jobs como el director de empresa clásico se sorprenderí­an al leer sobre su devoción familiar, a pesar de que no siempre estuvo clara. Cuando era joven negó la paternidad de su hija mayor, Lisa Brennan-Jobs, durante años, después de que Lisa nació en 1978. Con el tiempo ambos se reconciliaron.

Isaacson dijo que lo que más le sorprendió fue la intensidad de las emociones de Jobs.

«A veces lo volteaba a ver y habí­a lágrimas corriendo por su mejilla», dijo Isaacson.

Jobs dijo que siempre se sentí­a conmovido por la pureza artí­stica. A veces el diseño de un producto o la creación de un anuncio lo hací­a llorar. Otras veces se dejaba llevar por la emoción cuando hablaba de una persona que era muy importante para él. Para su 20mo aniversario de bodas con Powell, Jobs le escribió una carta que le leyó a Isaacson desde su iPhone. Cuando terminó, dijo Isaacson, estaba llorando sin control.

«Los años pasaron, llegaron los niños, hubo buenos tiempos y tiempos difí­ciles, pero nunca malos momentos», escribió Jobs. «Nuestro amor y respeto perduró y creció»

Las personas cercanas a Jobs se referí­an a su habilidad para influir en las gente a su alrededor como su «campo de distorsión de la realidad». Aunque eso se puede confundir con alguien que miente o se oculta, era mucho más complejo. El cofundador de Apple Steve Wozniak lo explica de esta manera en el libro: «Te das cuenta de que no puede ser verdad, pero de alguna manera es una realidad».

Mientras escribí­a el libro, Isaacson dijo que logró entender la relación entre el carácter temperamental de Jobs y su pasión artí­stica.

«Tengo un gran respeto emocional por Steve», dijo. «Esto me ayudó a poner en perspectiva … las historias que lo poní­an como alguien severo con la gente, porque sabí­a que todo estaba en el contexto de hacer que la gente haga lo imposible, lo cual logró».

Isaacson no pasó mucho tiempo siguiendo cada paso de Jobs, aunque sí­ tuvo una tarde en el estudio de Jony Ive, el principal diseñador de Apple quien trabajó en el iPod, el iPhone y el iPad.

El biógrafo pasó una larga tarde en ese estudio y «me di cuenta de la experiencia tan serena que era. Tranquila, con jazz new-age a volumen bajo» mientras por la ventana se veí­an unos árboles.

Al preguntarle sobre el futuro de Apple sin Jobs Isaacson se mostró optimista.

«Sí­, me parece que es una gran creación que no era producto de una sola persona sino una empresa en la cual la creatividad estaba relacionada a una ingenierí­a genial», dijo Isaacson. «Y eso sobrevivirá, al menos mientras siga la gente que está ahora y fue entrenada con Steve».