Depp vuelve a encarnar a su amigo Thompson en «Rum Diary»


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Johnny Depp recuerda ví­vidamente el momento en que conoció a Hunter S. Thompson, las chispas volando mientras el autor espantaba a la muchedumbre de un bar con una garrocha y una pistola eléctrica paralizante.

Por DAVID GERMAIN LOS íNGELES / Agencia AP

Diecisiete años después, Depp está cumpliendo uno de los últimos deseos de su amigo al producir y protagonizar la adaptación cinematográfica de su novela «The Rum Diary», basada en las experiencias del autor como un joven reportero en Puerto Rico.

Depp y Thompson, quien murió tras pegarse un tiro en el 2005, se llevaron bien desde el momento en que se conocieron en 1994, cuando el actor estaba pasando las Navidades en Aspen, Colorado, cerca de la casa del escritor. Admirador del trabajo de Thompson desde que leyó el relato periodí­stico «Fear and Loathing in Las Vegas» hacia el final de su adolescencia, Depp no titubeó cuando un amigo mutuo le preguntó si querí­a conocerlo.

Le dijeron que se pasara por la taberna a la medianoche y, poco después, Thompson entró blandiendo su garrocha y su pistola paralizante.

«La gente se estaba lanzando hacia los lados, apartándose del camino en un intento por salvarse de ese maniaco», dijo Depp en una entrevista. «Entonces se acercó a mí­. Las chispas se habí­an apagado… Me extendió su mano y dijo, ‘¿Qué tal? Me llamo Hunter»’.

Thompson y Depp rápidamente descubrieron que ambos nacieron en Kentucky y que compartí­an muchos héroes de la literatura, entre ellos Ernest Hemingway y Nathaniel West. A eso de las 2:30 de la mañana estaban en la casa de Thompson, donde Depp admiró una escopeta niquelada en la pared.

«‘¿Te gustarí­a dispararla?»’, recuerda Depp que Thompson le preguntó. «Le dije, ‘Sí­. Chévere’. Dijo, ‘Está bien. Tenemos que fabricar bombas’. Así­ que fabricamos bombas en el lavamanos con tanques de propano y nitroglicerina. Los sacamos atrás y me dijo, ‘Tú primero’. Apunté con ese (arma) calibre 12 y disparé — una bola de fuego de 80 pies (24 metros)».

«Creo que ese fue mi rito de iniciación con Hunter», dijo el actor. «Creo que esa fue mi prueba de que estaba bien para él».

Depp pasó a interpretar el álter ego de Thompson en la adaptación cinematográfica de 1998 «Fear and Loathing». Mientras se preparaba para ese papel, pasó un tiempo en el sótano de la casa de Thompson buscando entre cajas de artefactos — «tallos de cereza y servilletas de cóctel y anotaciones extrañas, y fotos de monos. ¿Quién sabe lo que habí­a ahí­?», recordó el actor.

Entonces abrió otra caja y encontró un manuscrito titulado con letras rojas «The Rum Diary». Se dio cuenta de que Thompson no le habí­a dado un vistazo desde que lo escribió a principios de los años 60. Sentados con las piernas cruzadas en el suelo, Depp y Thompson recorrieron las páginas de adelante y hacia atrás y de atrás hacia adelante.

En media hora Depp convenció a Thompson que publicara la novela. A cambio, Thompson insistió en que Depp la llevara al cine.

Juntos pasaron años desarrollando el proyecto, y Depp se comprometió cada vez más a llevar la historia a la pantalla grande luego que Thompson se suicidó en medio de variadas dolencias y una salud en decadencia.

«No hay nada más delicioso que ver a un actor interpretar un papel al que le entrega todo», dijo Graham King, un productor de «The Rum Diary».

«No estoy diciendo que él no se entregue por completo en todas sus pelí­culas, pero esta es diferente. Esta es tan cercana a su corazón. No fue un trabajo más para él».

«Johnny es Hunter en muchos sentidos. Hunter se lanzó a hacer algo que nadie más habí­a hecho, y siento que Johnny está haciendo lo mismo», dijo Amber Heard, quien también actúa en el filme. «Creo que es maravilloso e importante luchar por hacer proyectos que siente tienen integridad artí­stica».

Actor de riesgo para la taquilla a principios de su carrera por hacer pelí­culas extrañas que rara vez hicieron dinero, Depp ha sido capaz de hacer lo que desea desde que se convirtió en uno de los astros más rentables de Hollywood con éxitos como la serie «Piratas del Caribe» y «Charlie y la fábrica de chocolate».

Aun así­, fue un reto conseguir apoyo para «The Rum Diary», en la que Depp da vida a Paul Kemp, un álter ego de Thompson en sus años formativos, que llega a San Juan como un periodista novato y se topa con urbanistas corruptos saqueando una isla y entonces descubre su propósito: enfrentarse a «los bastardos» dondequiera que los encuentre.

Aaron Eckhart hace el papel de un falso relacionista público cuya novia (Heard) se convierte en objeto de deseo de Kemp. El reparto también incluye a Giovanni Ribisi, Richard Jenkins y Michael Rispoli.

Para escribir y dirigir el filme, Depp y Thompson contrataron a Bruce Robinson («Withnail & I»), un cineasta que dice compartir un espí­ritu afí­n con Thompson.

«Escribí­amos en la misma lengua vernácula, una voz de furia cómica», dijo Robinson. «Â¿Qué será, una granada o una palabra? Hunter elegí­a la palabra».

Aunque Thompson ya no está, Depp lo hizo un productor espectral desde el más allá, insistiendo en que haya una silla con el nombre de Thompson en el plató, detrás un cenicero, un paquete de cigarrillos Dunhill, una botella de Chivas Regal y un vaso alto.

Cada mañana, Depp y Robinson servirí­an un trago para Thompson.

«Todos estaban ahí­ para Johnny, y Johnny estaba ahí­ por amor a ese hombre», dijo Eckhart. «Eso se palpaba en el set, entre la silla de Hunter y su sacramento diario por él».

Si Thompson estuviera vivo para reseñar su actuación, Depp supone que «saldrí­a con una declaración increí­blemente ingeniosa e inteligente que me cortarí­a por los tobillos… Y unos segundos después la habrí­a alabado, creo».

«Cuando lo llamé por ‘Fear and Loathing’, temí­a que serí­a el fin de nuestra amistad, porque lo interpreté con una fidelidad tal», dijo Depp. «Le dije desde el principio, ‘Si hago esto bien, me odiarás por siempre’. í‰l dijo, ‘Bueno, es un riesgo que tendrás que tomar, ¿no?’. Así­ que lo hice, pero después de ‘Fear and Loathing’ lo llamé y le dije, ‘Entonces, ¿la viste? ¿Me odias?’»

«Y creo que al preguntarle si me odiaba sabí­a que yo estaba sufriendo. No pudo soportar la idea de meterse conmigo y me dijo, ‘No, para nada chico. Fue como un espeluznante llamado de alerta sobre un campo de batalla perdido’. Eso fue lo que salió de su boca en el teléfono… No pudo haber sido mejor».