BUENOS AIRES (AP) — Las autoridades de seguridad resolvieron ayer que se jugará con público el trascendental partido que protagonizará River Plate para mantenerse en la primera división ante Belgrano el próximo domingo en el estadio Monumental, pese a los graves incidentes protagonizados más temprano por un grupo de hinchas indignados por la grave crisis que sufre el club más ganador en la historia del fútbol argentino.
La Asociación del Fútbol Argentino (AFA) confirmó oficialmente que 45.000 simpatizantes millonarios y 2.500 de Belgrano, equipo de la segunda categoría, podrán asistir a la revancha de la Promoción. River cayó 2-0 en el duelo de ida disputado en la provincia de Córdoba el miércoles y está obligado a igualar la serie para evitar el descenso de categoría.
Antes del anuncio de AFA, una multitud de simpatizantes de River se autoconvocaron con banderas frente al estadio Monumental para reclamar las renuncias de su presidente Daniel Passarella y del entrenador Juan José López, a los que acusan de máximos responsables de la crisis.
Cuando un grupo de fanáticos intentó ingresar al club, el cual estaba cerrado, la policía comenzó a dispersarlos con carros hidrantes. Pese a ello, varias decenas de hinchas pudieron acceder a las instalaciones y se temió por graves desmanes.
«Esto es River y hay que dejar la vida», decía una las banderas colgadas en la puerta de ingreso al club.
River, máximo campeón del fútbol argentino con 33 títulos, vive el peor momento de su historia de más de un siglo.
Hasta el momento, la policía no reportó detenidos ni heridos.
En un principio se especuló con la posibilidad de que el encuentro del domingo se disputara a puertas cerradas.
Las dudas surgieron por el temor a que se repitan los incidentes ocurridos en el choque de ida, que estuvo suspendido 20 minutos a causa del ingreso de fanáticos millonarios a la cancha de Belgrano para increpar a jugadores de River, entre ellos al zaguero paraguayo Adalberto Román, además de empujar al defensor Carlos Arano.
Para completar la noche, jugadores y dirigentes de River fueron insultados y casi se toman a golpes de puño con simpatizantes que se alojaban en el mismo hotel de la delegación en Córdoba, a 800 kilómetros al noreste de Buenos Aires.
Ante este panorama, las autoridades de seguridad temían que si River no remonta la serie ocurra una tragedia.
El propio gerenciador de Belgrano, Armando Pérez, afirmó este jueves que «aceptaría jugar a puertas cerradas en el Monumental. Primero está la vida de la gente y después un partido de fútbol». Igual advirtió que jugar sin hinchas «sería una ventaja para River», ya que no tendría la presión de su gente.
El comité de seguridad resolvió que 2.500 policías controlarán la seguridad el próximo domingo.
El plantel de River regresó a Buenos Aires pasado el mediodía y permanecerá recluido en un complejo deportivo en las afueras de la capital fuertemente custodiado hasta el día de la revancha, en la que deberá igualar la serie para evitar el descenso de categoría.
La delegación aterrizó en el aeroparque metropolitano pasado el mediodía y abordó un autobús que aguardaba en la pista para trasladarlo al Hindú Club de Don Torcuato, suburbio al norte de la capital. Los jugadores y el técnico evitaron así el contacto con periodistas y con el grupo de hinchas que los aguardaba a la salida de la terminal aérea.
Varias decenas de policías custodiaban el acceso al complejo deportivo, donde un grupo de fanáticos colgaron una bandera con la frase «A matar o morir».
Hasta allí se acercó por la tarde el presidente Passarella para reunirse con el plantel. El dirigente llamativamente no estuvo junto a los jugadores en el partido de ida ante Belgrano.
River informó en un comunicado que Passarella se quedará junto a los jugadores hasta la revancha.
El ex defensor campeón del mundo con Argentina en 1978 es apuntado como el principal responsable de la debacle del conjunto millonario, entre otras cuestiones porque no reforzó el plantel para disputar un semestre trascendental en la historia de la institución. Para completar el panorama, a los jugadores se les debe una fortuna.
Otro de los apuntados es el entrenador, al cual se lo acusa ejecutar una estrategia timorata.
Para el choque de vuelta, River no podrá contar con tres de sus pilares que recibieron la quinta amarilla: los defensores Paulo Ferrari y el paraguayo Román y el capitán Matías Almeyda.