Miles de ucranianos se manifestaban de nuevo hoy en Kiev contra el presidente pro-occidental, Viktor Yushenko, tras la disolución del Parlamento, mientras que la pelota se encuentra ahora en el campo del Tribunal Constitucional, árbitro de la crisis política.
La plaza central de la capital, Maidan, punto neurálgico de la revolución «naranja» que llevó a Yushenko al poder en 2004, era escenario de una marea humana al mediodía del miércoles.
Centenares de partidarios del primer ministro pro-ruso, Viktor Yanukovich, opuestos a la disolución de la cámara, pasaron por su parte la noche del martes al miércoles en tiendas de campaña instaladas en el parque de la sede parlamentaria.
«Estamos aquí para impedir que tomen el parlamento», explicó uno de los acampados, Oleg Riabtchuk, un militar jubilado llegado del suroeste del país.
«El presidente debe retirar su orden (de disolución). Ya no es el presidente del país, sino de una minoría», estimó Yuri, de 52 años, oriundo del este.
Todas las miradas se dirigen ahora hacia el Tribunal Constitucional, al que recurrieron los diputados pro-rusos, y que debe pronunciarse en un plazo de un mes sobre la validez del decreto presidencial.
El presidente de la corte, Ivan Dombrovski, presentó su dimisión el miércoles debido a «una presión insensata ejercida» sobre su persona, según el presidente del parlamento, Olexandre Moroz, citado por la agencia Interfax.
El servicio de prensa del Tribunal no confirmó estas informaciones.
En caso de dimisión, ésta debería ser validada por más de la mitad de los jueces de la instancia, algo poco probable, señaló a la AFP el portavoz de la corte, Ivan Avramov.
Por su parte, Yanukovich propuso concesiones al presidente Yushenko para salir de la crisis y aseguró que respetaría la decisión del Tribunal.
Con el fin de «calmar a la oposición y al presidente», el primer ministro se mostró dispuesto a satisfacer una exigencia primordial del jefe de Estado, que quiere impedir el ingreso de diputados pro-occidentales en la coalición pro-rusa.
La coalición gubernamental también aceptaría adoptar las enmiendas de los pro-occidentales a una ley que reduce considerablemente los poderes del presidente así como respetar la política exterior del jefe de Estado, agregó.
Yushenko, que el martes rehusó dar marcha atrás en su decisión de disolver el parlamento durante una entrevista con el primer ministro, respondió el miércoles con dureza a las críticas de sus adversarios en un artículo para el diario británico Financial Times.
La situación en el país exigía «una respuesta firme e inmediata», afirmó, al añadir que la coalición gubernamental «sobrepasó (las competencias) de su mandato y trató de monopolizar el poder político al precio de una violación de la Constitución e ignorando los deseos del pueblo ucraniano».
El primer ministro trató por su parte de aplacar los temores de los inversores extranjeros.
«Garantizaremos totalmente el respeto de los derechos de los inversores extranjeros, de los que ya están en Ucrania y de los que tienen intención de venir», afirmó Yanukovich a un grupo de embajadores.
En las calles, los ciudadanos transmitían su inquietud ante la crisis política.
«Claro que estoy intranquila. Es el caos, todo el mundo debería estar preocupado», declaró Elena Demtchenko, de 69 años.
«Mi opinión es que el presidente se ha equivocado, Es un gran paso hacia atrás», estimó Konstantin, de 31 años, inspector de trabajo.