La Comisión Europea, el brazo ejecutivo de la Unión Europea, desea un acuerdo en el que los acreedores privados acepten pérdidas en los bonos soberanos griegos que poseen pero de forma voluntaria, a fin de evitar el desembolso masivo de las firmas que aseguran el valor de esos bonos. Las diferencias entre diversos países se deben a que algunos piden pérdidas bancarias mayores.
El 21 de julio, los líderes europeos acordaron que dentro del segundo plan de rescate de Grecia, los bancos y otros inversionistas privados canjearían o alterarían los bonos soberanos griegos en sus portafolios por otros a más largo plazo, menor interés y un monto reducido. Según los bancos, ello supondría una pérdida del 21% en sus inversiones griegas.
El acuerdo fue muy criticado por favorecer en exceso a los bancos y desde entonces varios estados de la eurozona, entre ellos Alemania y Holanda, han defendido pérdidas mucho más cuantiosas para los tenedores de bonos a fin de asegurar que Grecia pueda pagar su deuda a largo plazo.
Un funcionario de la Unión Europea dijo el jueves que debido al cambio de las condiciones del mercado desde el 21 de julio, el acuerdo es ahora más caro para Grecia y el resto de la eurozona.
En consecuencia, algunos aspectos del acuerdo tendrían que ser renegociados, dijo el funcionario, que se negó a ser identificado según las normas de la UE en las ruedas de prensa técnicas.
El funcionario de la Comisión se negó a comentar si el pacto de renegociación causará mayores pérdidas a los tenedores de bonos, especialmente los bancos, pero dio a entender que debería seguir siendo voluntaria, sin imponer unilateralmente pérdidas a los bancos.
El funcionario insistió que un nuevo acuerdo se atendría «al espíritu del 21 de julio» — que fue voluntario — y no produciría un acontecimiento crediticio. Dicha situación — que ocurre cuando un país incurre en el impago de sus deudas y causa pérdidas a los tenedores de sus bonos — causaría el pago inmediato de los seguros que garantizan la solvencia de los bonos griegos — llamados credit default swaps en inglés — adquiridos por muchos inversionistas.
Los líderes de la eurozona intentaron a mediados de año evitar esa posibilidad.
El funcionario dijo que la actitud de la Comisión ha sido analizada por los ministros de hacienda de la eurozona en una reunión efectuada la semana pasada y fue «compartida por todos». La declaración contrasta con las declaraciones de varios políticos y empresarios alemanes y otros países formulados en las últimas semanas, que defiendes soluciones más radicales para los problemas de la deuda soberana griega.
El director del mayor banco alemán advirtió el jueves que obligar a las instituciones de crédito a sufrir pérdidas y recapitalizar sus reservas podría reducir el crédito al resto de la economía.
Josef Ackermann, director general del Deutsche Bank, dijo que las autoridades deben preguntarse si los bancos «no se verán prácticamente obligados a aceptar restricciones (crediticias) mediante una posible reducción de la deuda en la eurozona y las nuevas condiciones reguladoras.
«Los niveles de capitalización de los bancos no son el problema, sino el hecho de que los bonos gubernamentales han perdido su calidad de bienes libres de riesgo», dijo en una conferencia en Berlín.