Polí­ticamente incorrecto



Criticar la gestión incipiente de una dama que tuvo el valor de asumir la cartera del Ministerio de Gobernación puede ser polí­ticamente incorrecto porque, para empezar, se pensará que hay que otorgar el beneficio de la duda y darle tiempo al tiempo, además de que siendo una mujer que se inició en el tema de la seguridad cabalmente por haber sufrido en carne propia el secuestro de uno de sus hijos y que pertenece a una familia apreciada y respetada en el ámbito nacional, su figura se coloca algo así­ como más allá del bien y el mal, lo que hace que cualquier voz disonante caiga mal.

Sin embargo, creemos que ante la urgencia de atender con propiedad el tema de la crisis en la seguridad ciudadana y sobre todo porque la nueva Ministra de Gobernación ha dado muestras de que no está para hacer cambios profundos, es preciso señalar que el Gobierno apostó por la continuidad y que en ese sentido es urgente que se plantee la necesidad de debatir el tema con seriedad y criterio polí­tico. La primera declaración de la señora Adela de Torrebiarte pidiendo que no se hiciera de la seguridad un botí­n polí­tico está alejada de la realidad porque ese tema será, sin duda alguna, el más importante en esta contienda y en la medida en que no se haga nada para implementar polí­ticas adecuadas, será el punto débil del Gobierno al que apuntarán muchas de las baterí­as de la oposición.

Aunque de momento parezca polí­ticamente incorrecto criticar las primeras medidas de la Ministra de Gobernación, es necesario señalar que va por el sendero equivocado porque no quiere encarar el tema de fondo relacionado con la existencia de grupos dedicados a la limpieza social. El Gobierno, cuando decidió entregar el control de las fuerzas de policí­a a quienes se distinguieron por su afición a las armas y a actuar al estilo Rambo, incurrió con esos nombramientos en un gesto que marcó lo que iba a ser la gestión de sus fuerzas del orden. Si en vez de profesionales, se nombra a personas que se distinguen por tanta afición por las armas que hasta llegan a cambiar el estetoscopio por la AK 47, no se puede pretender que el manejo del tema de la inseguridad vaya en una dirección distinta a la del ataque represivo e ilegal.

La estructura de la PNC, que ya vení­a con serios problemas, se terminó de prostituir porque se privilegió el uso de la fuerza al uso de la razón y la ciencia. Y cuando la Ministra dice que apenas un diez por ciento de las fuerzas del orden merece ser depurado, está dando un espaldarazo al 90 por ciento, es decir casi toda la fuerza policial y adelantando que vamos en rumbo a consolidar lo existente. Creemos que es un grave error, ya no de la señora de Torrebiarte, sino del Gobierno no entender el problema y un error serio de la sociedad no señalarlo por considerar que lo correcto polí­ticamente es callar.