El problema escolar


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Ayer se inició el proceso de “devolución” a las autoridades educativas de los edificios estatales y privados donde se desarrolla la actividad administrativa del Ministerio de Educación; atendiendo a los intereses que uno tenga, así­ justificará o sataniza las ocupaciones ilegales realizadas.

Fernando Mollinedo
fermo@intelnet.net.gt

 


Por parte de los maestros que exigen el cumplimiento de los acuerdos realizados con las autoridades gubernamentales, la ocupación sirvió para presionar a los diputados en la aprobación de préstamos para la satisfacción de la deuda que se les tiene, y a la cual, tienen perfecto derecho ya que los compromisos adquiridos obligaban a honrarlos.

Sobre las necesidades de los maestros hay mucha tela que cortar, porque en las escuelas tienen necesidades de material didáctico, de escritorios, de edificios en buenas condiciones – no lujos -, la entrega puntual de las cantidades mí­nimas que invierten en las refacciones escolares, y otras más que, faltarí­a espacio para numerarlas.
Por el otro lado, también es de considerarse la conducta de miles de miles de maestros que ejercen dicha profesión con el más descarado de los desprecios hacia la niñez que atienden; llegan tarde, no llegan, piden muchos permisos, especialmente las maestras que son amigas de las directoras y supervisoras, los niños son recomendados a otros grados sin tener una atención especí­fica por la que el pueblo de Guatemala con sus impuestos les está pagando.
Aparte de lo dicho con anterioridad, se manifiesta de forma cotidiana del desparpajo o desorden pedagógico en la forma en que imparten los conocimientos, ya que, como que si fuera un castigo su trabajo, lo revierten en el maltrato a los educandos dentro del aula; por supuesto, toda regla tiene su excepción, pero por unos malos maestros que sirven de ejemplo por ser vistos, sabidos y documentados, se generaliza la estigmatización al gremio.

¿Y el Ministerio de Educación? ¡Muy bien gracias!  Las autoridades de turno, a través de la historia educativa han tenido en  un gran porcentaje de responsabilidad en la mala ejecución del trabajo docente, pues al ser desconocedores de las leyes educativas y su correcta aplicación desarrollaron el sí­ndrome del “miedo a los claustros de maestros y profesores”  en quienes ven a sus enemigos cercanos y directos. De repente que,  la próxima administración del Ministerio de Educación, sea ejecutada por personas con sentido de responsabilidad y conocimiento de la problemática  educación pública en Guatemala; además de conocer los vicios, trinquetes y mercantilismo de la educación privada.  Para ser justos, se debe reconocer los logros obtenidos con los cambios en el pasar de los tiempos, también no hay que echarle solo leña al fuego; PERO… no han sido suficientes para aliviar los déficits educativos urbanos y MUCHO MENOS los rurales.