Debido a la experiencia, principalmente de los padres de familias que han vivido a hijos entre 12 y 21 años, es común pensar que la palabra «adolescente» se debe a que como éstos se viven quejando o «adolesciéndose» de cualquier cosa, el término se refiere a eso.
Sin embargo, la raíz de esa palabra es tan profunda, que debe buscarse en el latín. ¿Sabía usted que las palabras «adolescente» y «adulto» son la misma cosa?
Pues, las dos palabras provienen de una conjugación del verbo que en el latín del Imperio Romano significaba «crecer».
La diferencia consiste en que la palabra latina de «adolescente» (adolescentem) es el participio presente en activo (es decir, que actualmente está sucediendo) de «crecer». En cambio, el latín donde proviene «adulto» (adultum) es el pasado perfecto del mismo verbo. En otras palabras, adolescente significa «está creciendo» y adulto, «ya creció».
Talvez se sorprenda, al ver que la palabra «crecer» es muy lejana en su sonido a «adulto» y «adolescente», que se parecen en el inicio entre sí.
Lo que sucede es que la palabra latina que designaba «crecer» era adolescere, que a su vez era una derivación del verbo adolere, que era la conjunción de «ad» y «olere», que significaría literalmente «emitir el olor».
Por tanto, la próxima vez que usted se moleste con un adolescente, recuerde que proviene de la misma raíz de «adulto», por lo que debería recordarle que usted, también, fue adolescente alguna vez.