Los resultados que refleja el segundo informe del Observatorio del Derecho a la Alimentación en Guatemala son impactantes porque evidencian un notable descuido para atender uno de los más graves problemas sociales del país. Si realmente hubiera un gobierno interesado en combatir la pobreza y atacar de manera directa sus manifestaciones, es en el tema de la desnutrición infantil donde debieran mostrar su mejor cara, tomando en cuenta que es un mal que afecta a la mitad de nuestros niños y que compromete para siempre su futuro.
La falta de alimentos es básicamente un tema que se asocia con la pobreza y por ello el descuido que evidencia el Observatorio es un crimen de lesa patria porque no sólo mantiene en el descuido uno de los más serios problemas sociales, sino que condena a los niños de este país a una vida permanente de limitaciones por su falta de desarrollo en el aspecto físico e intelectual. Los expertos coinciden en señalar que lo que se pierde en los primeros dos años de vida por una deficiente alimentación no se repone jamás, ni siquiera si después se asegura el acceso a una dieta balanceada.
Claro está que el combate a la desnutrición es un tema de largo plazo, que no se ve reflejado en los votos y por ello la bolsa solidaria fue más una bolsa electorera que realmente solidaria, puesto que no se dirigió a donde verdaderamente hacía falta, a donde la gente más necesitada requería la presencia del Estado para asistirles con productos que pudieran compensar las deficiencias nutricionales que se dan en el país y que distintas entidades nacionales e internacionales han documentado abundantemente.
Cualquier esfuerzo por pintar a este gobierno como solidario, como interesado en el combate a la pobreza y en el futuro de nuestro pueblo más necesitado, hay que contrastarlo con el informe del Observatorio del Derecho a la Alimentación porque allí queda fielmente reflejada la inoperancia de programas sociales que fueron diseñados con criterio clientelar para generar una fuerza política que arropara la candidatura de quien fuera el verdadero poder tras el trono en este gobierno y que ha pretendido extender su influencia por al menos otro período. Si hubiera habido un efectivo combate a la pobreza el efecto tenía que haber sido visible, sobre todo en el tema de la desnutrición, y en esas condiciones, como siempre lo dijo La Hora, el apoyo a los programas sociales tendría que ser completo. Pero salta a la vista que el tema fue manoseado para darle cuerpo a una ambición muy personal que comprometió tremendamente al país no sólo financieramente, sino institucionalmente.
Minutero
Siguió la desnutrición
pese a programas sociales
que no atacaron los males
y arroparon ambición