La lucha por la democracia


Carlos-Caceres-Ruiz

Vivir en un paí­s donde prevalezca la paz, el respeto al Estado de Derecho en una democracia pluralista que permita el más amplio ejercicio de la libertad, es demanda -no sólo justa- sino actual de la ciudadaní­a guatemalteca.

Carlos Cáceres R.
ccaceresr@prodigy.net.mx

 


En Guatemala la lucha por la democracia incluye el desarrollo de transformaciones sociales   y económicas. También significa elevar la conciencia polí­tica de la  población para lograr una adecuada convivencia social donde se respete la diversidad ideológica, polí­tica, étnica y social.

Plantearse como objetivo polí­tico la lucha por la democracia significa actuar contra cualquier forma de represión. Además, en Guatemala se han modificado, aunque sea paulatinamente, las anteriores reglas del juego polí­tico: Se anuló la posibilidad de un fraude electoral y existe alternancia de partidos en el gobierno; prevalece la opinión de garantizar sus derechos a individuos y grupos; y se realizan esfuerzos para resolver los  conflictos por medio de la negociación.

La lucha por la democracia implica mantener una especial  vigilancia para evitar que se violen las garantí­as de las personas a defenderse de acuerdo a las leyes del paí­s; respetar sin ambigí¼edades su vida privada en el hogar; y mantener la libertad de palabra, movimiento y petición, entre otros. Debe fortalecerse la libertad para que ciudadanas y ciudadanos expresen sus discrepancias sin que  esta situación implique muerte, cárcel o exilio.

Luchar por la democracia no pretende sacar adelante una revolución. Por el contrario, el principal problema que debe resolver el movimiento democrático guatemalteco es convertirse en una fuerza autónoma alternativa. Es posible efectuarlo dentro del actual régimen económico social e incorporar a los sectores populares la lucha por sus reivindicaciones. Los que luchan por la democracia tienen claro que éste es el único modelo de organización polí­tica donde puede lograrse a plenitud la creatividad y el bienestar humanos. Por lo tanto, debe conservarse y es necesario consolidarla. Su aplicación no pretende resolver las contradicciones sociales, pero permite crear consensos para agrupar las opiniones que pueden ser crí­ticas. Respetar los diversos pareceres y orientaciones polí­ticas tiene una inmediata implicación: Las minorí­as pueden hacer oí­r su voz.

No es posible concebir la democracia únicamente como el proceso que permite realizar elecciones, actuación de partidos polí­ticos y respeto al pluralismo. Asimismo, la democracia no se logrará en Guatemala únicamente porque haya un triunfador entre sujetos que se disputan la representación de la  sociedad. Los guatemaltecos y guatemaltecas exponen en la actualidad sus acciones como búsqueda o defensa de la democracia. Siendo así­, deben tener claro que la democracia debe incluir el bienestar popular, la participación ciudadana en la toma de decisiones polí­ticas y económicas, libertad para desarrollar las organizaciones del movimiento popular y sindical y el rechazo a un  partido único. Son principios por los cuales debe lucharse para que se apliquen en la realidad. Sólo de esa manera puede hablarse de legitimidad.

Luchar por la democracia significa prepararse para estar presentes en espacios  que diversos sectores del movimiento democrático de Guatemala no han podido definir. En el análisis de esta situación deben aportarse argumentos contra las opiniones del pasado que señalan el carácter de farsa (por tanto no participan) y quienes indican la imposibilidad de resolver por medio de las elecciones los problemas socioeconómicos de Guatemala (se abstienen y llaman a abstenerse). Plantear el fenómeno electoral de esa manera margina a grandes grupos de la población guatemalteca, pues constituye uno de los factores importantes en la coyuntura al repercutir en el acontecer nacional.

Por el contrario, son mayoritarios los sectores de la población guatemalteca que consideran el voto como un acto polí­tico para defender los espacios que se han abierto después de diversas etapas de lucha. Con ello se pretende evitar un golpe de Estado. Son elementos que se integran al actual descontento popular, aún no expuesto con vigor, pero latente y se puede reactivar, como lo señalan los planteamientos contra la inseguridad y por aumentos salariales.

Frente a esa realidad, donde contradicciones objetivas y subjetivas presentan matices contradictorios y, aunque la acción organizativa del movimiento democrático no ha alcanzado la intensidad deseada, debe afirmarse que la participación electoral es  un factor integrado al conjunto de hechos que forman la situación nacional.