Los dos ciudadanos que en la segunda ronda electoral están pretendiendo como a ultranza conquistar la Presidencia de la República, o sean Otto Pérez Molina y Manuel Baldizón, han propuesto al pueblo, cada cual, varias decisiones que asumirían a la hora de ejercer las funciones gubernamentales.
Pérez Molina, con evidente determinación, ha ofrecido, entre otras cosas, seguridad, y su contrincante, por su parte, como con sabor a populismo, ofrece el Bono 15, la pena de muerte; aumentar las pensiones de jubilados; crear más hospitales hasta en las aldeas (en vez de ya no hacerlos, sino prevenir las enfermedades); también, entre otras cosillas, algunas espinudas que, como se comenta a sotto voce en corrillos, las mantiene en secreto, tal vez porque no son cristianas ni convenientes, que se diga, para Guatemala.
Es obvio que lo que más interesa y urge a la población es la seguridad personal y patrimonial, que prácticamente ha desaparecido de todo el ambiente nacional, para que tengamos, como consecuencia, una inseguridad, una violencia criminal que, al menos por ahora, es irrefrenable como las bestias desbocadas.
A Pérez Molina, del Partido Patriota, que es el candidato favorito, se le ve con confianza respecto de sus ofrecimientos de campaña político-electoral, pero sobre todo en relación con la seguridad. Tiene experiencia y lo consideran de ñeque. En cambio, a Baldizón, que por supuesto también persigue la más codiciada poltrona del Guacamolón, no le dan mayor crédito muchos ciudadanos en lo que promete, quizá porque nunca se le ha visto un aire con remolino. Y tiene atrás todo un sobornal que le hace sombra y le resta empuje. ¡Algo que se considera negativo y comprometedor!…
Es indudable que, si hay seguridad en el país, el carro burocrático puede caminar bien –relativamente con todo el rátigo–, pero quizá no propiamente de entrada, mas sí en el curso de los meses o del primer año de la gestión del mero, mero…
La inseguridad que nos tiene hundiéndonos más y más como en un atolón, no deja trabajar eficientemente, positivamente, a tirios ni a troyanos de arriba del guayabal ni de abajo, en la estepa, con los serios riesgos imaginables.
Al señor Baldizón le será difícil, muy difícil, casi imposible, “resucitar†la pena de muerte que incluye el no muy convincente programa de acción oficial al que se le viene dando difluencia en el incesante batallar político-electoral, ya que el Organismo Ejecutivo carece de las facultades necesarias para hacer que cristalice el macabro ofrecimiento. El convenio multilateral, signado en San José, Costa Rica, sobre la abolición de la pena capital, no será fácil de rescindir, como quien dice de un solo plumazo.
Ahora bien, lo del Bono 15 huele a demagogia politiquera. El Bono 14 lo dispuso Serrano Elías porque temía que se le moviera el sillón presidencial y, desde luego, porque la plata no saldría de sus bolsillos, sino de los de la masa de contribuyentes. Por cierto, ese Bono 14 ha provocado la ruina o el cierre de muchas pequeñas y no tan pequeñas empresas, tales como sastrerías, zapaterías, “pinchazosâ€, negocitos de cambio de combustibles, etcétera. De manera que el Bono 15 que pretende imponer Baldizón vendría a ser como el tiro de gracia que daban al ajusticiado junto al paredón fatídico… Puede obedecer la “oferta†coyuntural a un deseo de justicia social; pero, a la postre, a lo mejor provocaría la bancarrota total de numerosas empresitas. Incluso se diría no, ¡gracias! a los servicios domésticos.
Hacemos énfasis en cuanto a que, si prevalecen condiciones de seguridad, tal vez no una seguridad plena, como se está demandando estentóreamente, pero sí aceptable; es decir, en la medida que se requiere para que impere la normalidad indispensable con la intención de que haya paz interna, es posible que podamos respirar un poco de alivio, ya sin tantos sobresaltos o zozobra; ya sin tanta carnicería; ya sin exponernos a ser asaltados, desplumados o asesinados por los facinerosos que deambulan libre y frescamente por todos lados, aprovechando la situación de impunidad reinante.
Los guatemaltecos y los extranjeros que conviven con nosotros en este suelo centroamericano estamos urgidos de la seguridad personal y patrimonial, propicia para que pueda trabajarse en forma edificante, honradamente, en todas las áreas de la vida activa y productiva.
El segundo evento comicial nos dará oportunidad de elegir al personaje que infunda mayor confianza entre el electorado para que haga buena obra de Estado a partir del 14 de enero del 2012, que será para él y sus partidarios, un significativo presente algo extemporáneo, algo tardío, de Navidad y de Año Nuevo. ¡Concurramos a las urnas pensando, ante todo, en Guatemala, nuestra amada patria!