Higuaí­n despabila al Real Madrid


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La voracidad del argentino sorprende al Espanyol primero y le desmonta después, cuando parecí­a que podrí­a tener alguna opción de sacar petróleo. Callejón y el mismo ‘Pipa’ redondearon el 4-0.


El Real Madrid ha calcado el guión seguido por el Barcelona un rato antes en El Molinón, es decir, arranque dominador, gol prontito y paulatina pérdida de gas. Con la diferencia de que los merengues, a la contra, han logrado un marcador (4-0) mucho más abultado. Sin embargo, cuando el choque aún estaba 1-0 (Higuaí­n) ha habido ciertos momentos de titubeo, remates peligrosos del Espanyol, buenas manos de Casillas… incertidumbre, al fin y al cabo.

Hasta que volvió a hacer acto de presencia el propio Higuaí­n para asegurar el partido. Y no es casual que haya sido el argentino quién haya espabilado a su equipo, quien haya evitado un susto de última hora, porque el Pipa tiene mucho que defender. Sus más de 80 goles con el Madrid, sus 27 dianas en Liga de hace dos campañas, sus tantos en la época de las remontadas parecí­an haber quedado arrinconados últimamente por el estilo más fino de Benzema.

También Kaká tiene cosas que demostrar, y lo hizo durante los primeros 20 minutos, cuando el Madrid funcionó mejor, pero después se diluyó con el resto del equipo. Higuaí­n, en cambio, siguió alerta, evidenciando que el carácter es un arma tan útil en el fútbol como la calidad, la técnica o la velocidad. Higuaí­n sabe que, una temporada más, tiene que ganarse el puesto ante Benzema, y está decidido a hacerlo. No va a regalar la punta de lanza tan fácilmente…

Esa perseverancia que siempre ha mostrado el ex de River Plate fue la que le hizo presionar el balón del 4-0 (poco antes habí­a marcado el tercero Callejón), el tanto que le permitió adornar su excelente actuación con la palabra hat-trick, que no es otra cosa que el mejor slogan de marketing para un delantero centro. Un gol que también sirvió para maquillar la evaluación global del Madrid como equipo, que estaba abocada al suficiente ‘pelao’ que siempre otorga una victoria y que terminó por situarse rozando el notable.

CRISTIANO RONALDO

Dignas de mención deben ser también las efusivas muestras de afecto que recibió Higuaí­n al término del encuentro, cuando recogió el balón, trofeo de su triplete, y jugadores como Marcelo o Casillas se acercaron expresamente para abrazarlo, así­ como algunos miembros del staff técnico. La sonrisa de Higuaí­n, de oreja a oreja, contrastaba con el semblante de Cristiano, que esta vez se quedó sin ‘mojar’, algo que no gusta al luso.

Sin embargo, CR7 se fue al vestuario con dos asistencias perfectas en su haber, ambas para Higuaí­n. Y, probablemente, el luso no se dé cuenta, pero eso también es firmar un gran partido.