Si bien Guatemala y su ciudadanía, como lo prueban los resultados de las votaciones del 11 de septiembre, no es un país donde las mayorías tiendan a la izquierda, no puede dejar de reconocerse que la extrema pobreza, la desnutrición y los programas sociales que en parte combaten a estos problemas han evidenciado su influencia en los votantes.
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No debe dudarse que el voto que recibieron la alianza UNE-Gana a favor de sus diputados y de numerosos alcaldes es una manifestación de más de un millón de votantes, que a través de su expresión como electores, está reconociendo el impacto y el beneficio que ha tenido la Bolsa Solidaria y las entregas en dinero. Por esa razón, ninguno de los candidatos se atrevió abiertamente a descalificar esos programas, incluso hubo quienes trataron de apropiarse del futuro de los mismos.
Qué bueno que poco a poco se está comprendiendo que la riqueza debe ser redistribuida a través de los impuestos, a través de medidas laborales; requiramos que ambos binomios públicamente se comprometan a actualizar la bonificación salarial como se hizo en el Gobierno del FRG, que también aumentarán los salarios mínimos año con año, no sólo en relación a la inflación sino a la mejora del poder adquisitivo para que la mayoría pueda comprar la canasta básica, hecho que también beneficia al pequeño y mediano empresario en todo el país. Es más, que los 36 mil quetzales deducibles del Impuesto Sobre la Renta, no afectos al gravamen, que se establecieran en 1991, después de 20 años de transcurridos se actualicen y eleven a por lo menos 60 mil quetzales anuales, hecho que permitiría a la clase media pagar colegios, salud privada y cubrir las necesidades básicas de alimentación y vestuario.
Esos son los temas a los que ambos binomios deben comprometerse y si no lo quieren hacer no están analizando y comprendiendo lo que implican los resultados electorales. Tanto va el cántaro al agua que al fin se rompe; es decir, que si ahora no existe un fuerte movimiento de izquierda, poco a poco, paso a paso, se está justificando porque la justicia social no puede detenerse. Guatemala no debe continuar teniendo gobiernos como el gobierno empresarial de í“scar Berger que se podría repetir como consecuencia de la subordinación al financiamiento de la supercúpula económica, CACIF y sus cámaras, quienes abiertamente, antes de la elección mandaron mensajitos y correos con el argumento que había que ahorrar la segunda vuelta, pretendiendo engañar y engañarse porque lo que Guatemala necesita es que ambos binomios se desvinculen de compromisos con sus financistas y se comprometan con la ciudadanía votante.
Ambos binomios deben leer todos los cables de WikiLeaks, así adquirirán la experiencia, el testimonio de cómo la embajada norteamericana trata de gobernar y en parte lo ha logrado, buscando sus intereses, no los intereses de los guatemaltecos. Es increíble comprobar cómo a diferentes ministros, a través de los años, por ejemplo a Edgar Gutiérrez lo hicieron hablar y cantar al son que ellos querían.
El Presidente y el Vicepresidente entrante, la totalidad del gabinete y los diputados después de leer todos los cables de WikiLeaks sabrán qué dicen y qué no dicen; sin duda alguna del cielo a la Tierra no hay nada oculto y dentro de algún tiempo también se conocerán los nuevos cables que la embajada norteamericana envía.
Igual deben leer el libro “Rendición de cuentas†de J. A. Fuentes Knight que evidencia y refleja cómo actúa la supercúpula empresarial, CACIF y ciertos diputados como Sinibaldi, Viana, Rayo, etc. La historia se repite, pero debe cambiarse.