El aumento de consumo de drogas en EE. UU. nos daña


Eduardo_Villatoro

Como no podí­a ser de otra manera, el nuevo embajador de Estados Unidos en Guatemala, durante una de sus primera apariciones en público, reiteró la promesa de su gobierno para combatir el narcotráfico y el crimen organizado.

Eduardo Villatoro

 


El diplomático Arnold Chacón no dijo nada novedoso. Sus antecesores lo repitieron hasta la saciedad y si ciertamente Guatemala ha recibido asistencia técnica y migajas de colaboración económica no es lo suficiente para hacerle frente a los graves desafí­os que constituye el tráfico de drogas y la presencia de bandas de narcotraficantes en el territorio nacional, pero el problema no ha disminuido sino que se ha acrecentado por una sencilla razón: el incremento de consumo de estupefacientes en Estados Unidos, sin que se perciban acciones concretas de envergadura de sus autoridades para capturar a los principales capos del narcotráfico.

   En tal sentido soy reiterativo al insistir en subrayar una primaria regla de la economí­a de mercado, en el sentido de que a mayor consumo mayor demanda, y este fenómeno está ocurriendo y afectando a paí­ses latinoamericanos, porque mientras que en Sudamérica se produce la droga, Centroamérica y México se han convertido en corredores donde operan los narcotraficantes, aunque también en algunas de estas naciones también se cultiva amapola en cantidades apreciables.

   Sin embargo, el meollo de la narcoactividad radica en el aumento de tráfico de drogas y de consumidores en Estados Unidos, según lo ha admitido el propio gobierno norteamericano por medio del documento National Drug Threat Assessment 2001, citado por el periodista Jorge Ramos en El Nuevo Herald, advirtiendo que “es un panorama verdaderamente desolador”.

   Según esa información, en Estados Unidos habí­a cerca de 22 millones de personas que consumí­an drogas en 2009, que representaba el 8.7% de la población mayor de 12 años de edad; pero esas cifras han ido en aumento, convirtiendo a esa potencia en el mercado de drogas más grande del mundo, estimándose en 39 mil millones de dólares anuales, de acuerdo con datos estimados por el también periodista Alejandro Escalona, de La Opinión, de California.

   De esa cuenta, mientras haya estadounidenses utilizando drogas, siempre habrá alguien en América Latina que las produzca y que las transporte hacia el norte, y en tanto Washington descalifica a los paí­ses de la región por su pasividad o falta de energí­a y capacidad para combatir el narcotráfico, en Estados Unidos no se observa que se persiga a las bandas de narcotraficantes que existen en su territorio.

   Lo he publicado antes y lo repito, en México y en menor proporción en Guatemala se ha capturado a peligrosos capos del narcotráfico que casi de inmediato y muchas veces sin mediar trámites judiciales son extraditados a Estados Unidos, en donde es inusual leer informaciones y ver fotografí­as en los medios impresos y televisivos de criminales fuertemente esposados y rodeados por elementos de la DEA, como suele ocurrir en nuestros paí­ses.

   Así­ como me ha ocurrido a mí­, también al citado Jorge Ramos le ha llamado la atención que muchas celebridades norteamericanas ya no ocultan sus adicciones y los gringos lo ven como algo normal.

   En conclusión, la mejor ayuda que puede brindar Estados Unidos en este problema, es combatir el extendido tráfico y consumo de drogas en su vasto territorio y perseguir a las bandas de narcotraficantes, en vez de  prometernos mí­nima ayuda económica a Guatemala, insuficiente para atacar a las redes de delincuentes que operan en el paí­s.

   (El reportero Romualdo Tishudo mira que Apapucio Talishte se resguarda con un paraguas un dí­a nublado, pero sin lluvia: -¿A vos qué te pasa? Su paisano responde: -Es por prevención; porque un satélite de los gringos se desintegró y dicen que pueden caer pedazos sobre nosotros).