Michael Jackson rogaba por dormir antes de su muerte


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Los alegatos iniciales en el juicio al médico de Michael Jackson, acusado de la muerte del rey del pop comenzaron ayer, incluyendo una grabación en la que se escucha bajo el influjo de una substancia desconocida y los argumentos de los abogados defensores sobre su insomnio agudo.

Por LINDA DEUTSCH y ANTHONY McCARTNEY LOS íNGELES / Agencia AP

El fiscal de distrito adjunto David Walgren le mostró a los jurados una diapositiva de Jackson muerto en una camilla y la comparó con otra imagen de Jackson cantando. Walgren también reprodujo una grabación en la que Jackson habla con Murray en un momento en el que estaba bajo los efectos de alguna substancia no identificada, según el fiscal, registrada unas seis semanas antes de su muerte.

«Tenemos que ser fenomenales. Cuando la gente se vaya del concierto, cuando la gente salga de mi concierto quiero que digan: ‘Nunca he visto algo así­ en mi vida. Vamos, vamos. Nunca he visto algo así­. Vamos, es increí­ble. Es el mejor artista del mundo»’, dijo Jackson lentamente y con dificultad.

Jackson murió a causa de una sobredosis del poderoso anestésico propofol en junio de 2009.

«Lo que ocurrió durante ese periodo es que los actos y las omisiones del médico personal de Michael Jackson Conrad Murray llevaron directamente a su muerte prematura a los 50 años», dijo Walgren.

El fiscal añadió que Jackson confiaba en Murray como su médico.

«Esa confianza mal depositada en Conrad Murray le costó a Michael Jackson la vida», agregó Walgren.

Algunos miembros de la familia Jackson asistieron al juzgado, incluyendo a su padre Joseph, su madre Katherine, sus hermanas LaToya y Janet, y sus hermanos Jermaine, Randy y Tito.

LaToya Jackson llevaba en la mano un girasol, la flor favorita de Michael.

Murray llegó tomado de la mano de su madre. El médico se ha declarado inocente y sus abogados han negado que le haya administrado a Jackson algún medicamento que haya podido matarlo.

El juicio arrancó con la asistencia de varias estrellas y algo que el Rey del Pop disfrutó toda su vida: un público mundial, pues se transmitió por televisión e Internet.

Gran parte del testimonio se centró en el insomnio crónico de Jackson y su uso del propofol, que normalmente se administra en hospitales y centros médicos con equipo especializado. El músico solí­a llamarle al sedante su «leche» y consideraba que era la solución a sus problemas de sueño.

El fiscal dijo que cuando Murray trabajaba para Jackson le fueron enviados más de 15 litros (cuatro galones) del anestésico y agregó que el médico le dio un uso gravemente indebido.

El abogado defensor Edward Chernoff argumentó que el cantante ingirió varias pí­ldoras del sedante lorazepam la mañana del dí­a en que murió y que esta cantidad es suficiente para hacer dormir a seis personas. Tras ingerir el propofol Jackson ni siquiera tuvo oportunidad de cerrar los ojos, dijo Chernoff.

Chernoff agregó que Murray estaba tratando de que Jackson dejara de usar propofol y que le habí­a dado otros medicamentos para ayudarle a dormir, conocidos como benzodiazepinas.

«Michael Jackson comenzó a rogar. No podí­a entender por qué no lograba dormir (…) Cuando Michael Jackson le dijo al doctor Murray: ‘Tengo que dormir, van a cancelar mi concierto’ era en serio», dijo Chernoff.

Tras las primeras declaraciones de las partes, el coreógrafo de Jackson, Kenny Ortega, testificó que el cantante tení­a una mala salud fí­sica y mental menos de una semana antes de su muerte.

Agregó que envió un correo electrónico a Randy Phillips, productor de la serie de conciertos «This Is It», para decirle que Jackson estaba mal y que podrí­a necesitar una evaluación psicológica, además de que no estaba listo para presentarse.

Tras su correo, declaró Ortega, se organizó una junta en la casa de Jackson donde tuvo una discusión con Murray, quien le dijo que dejara de hacerse pasar por médico amateur.

«Dijo que Michael era capaz fí­sica y emocionalmente de manejar todas sus responsabilidades para el espectáculo», señaló Ortega. «Yo me quedé perplejo. Michael no parecí­a encontrarse estable fí­sica o emocionalmente».

A los pocos dí­as Jackson habí­a recuperado su energí­a y estaba entusiasmado por los conciertos.