A 40 días de verificarse el balotaje del actual proceso electoral, este empieza a verse cual contienda y como tal, con las características propias de un enfrentamiento entre estrategas. Se alude a los análisis que evidencian las particularidades de los aspirantes. En el manejo de los números se pintó desde el propio 12 del mes en curso a un favorito. Sus movimientos sin embargo, no han consolidado esa ventaja obtenida el domingo 11. Además, para el 6 de noviembre, en realidad se arranca de cero. Pero más allá de los vaticinios, ambos aún tienen importantes tareas pendientes de desarrollar.
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Ni Otto Pérez Molina, ni Manuel Antonio Baldizón Méndez, a la fecha han profundizado en sus planteamientos torales, ni tan poco se han referido al eventual manejo de la cosa pública a partir del 14 de enero próximo. En realidad y como parte del modelo mercantilizado de hacer política, los dos en estas semanas se han concentrado en afianzar los apoyos que necesitan para alcanzar el triunfo dentro de 40 días. Si vemos el entorno en este contexto, los estrategas de Otto Pérez Molina, pareciera que le estarían orillando hacia una derrota anticipada, pues de momento sus movimientos han sido poco menos que tácticos. Veamos: las dos más anunciadas adhesiones (de Harold Caballeros y la de Adela de Torrebiarte) son en realidad acciones carentes de un respaldo numérico significativo. Si en el caso del ahora expresidenciable Caballeros, este hubiese llegado al frente de las dos organizaciones políticas que le postularon, se estaría hablando de un potencial electoral a partir de un supuesto más preciso, pero al llegar únicamente él y su partido, las posibilidades de precisar el respaldo que pudiera brindar caen en el ámbito de lo impreciso e indeterminado. Para colmo, los estrategas no se percataron que al comparar las cifras obtenidas por esta coalición entre sus presidenciables y las diputaciones del Listado Nacional, el binomio cayó en una desventaja superior a los 71 mil votos, respecto de la reelecta diputada Montenegro. Además estos (los votos), como se ha dicho en múltiples ocasiones no son endosables. Entonces, ¿en dónde está el impacto estratégico de la acción? ¿En lo mediático? (Mmmm). El caso de la señora Torrebiarte y su ADN, casi raya en lo ridículo, con ese insignificante 0.43 por ciento. Bien por ella, pero no ameritaba tanto despliegue.
Del otro lado ha habido más acierto en las negociaciones de adhesión, éstas no han sido sólo del tipo cupular, también las ha habido de bases. Pero se está improvisando en demasía al momento de los anuncios, el albedrío propio de la dirigencia le ha restado la seriedad y solemnidad que los arreglos traen implicados. Ello puede llegar a convertirse en el talón de Aquiles al momento hacer el traslado de las incidencias que se espera obtener derivado de los acuerdos fijados. La expansión territorial en cuanto al supuesto de la sumatoria de liderazgos locales, aún no se está contemplando desde el peso específico que tiene cada jurisdicción electoral. De ahí que algunos anuncios de respaldo, aunque se vean masivos, son de poca cifra al momento de su comparación con el resto de distritos electorales. Si bien es cierto, estas expresiones de amplios respaldos generan una imagen de apoyo de mayorías, al final no son más que actos ilusorios. El principal problema para los estrategas de Manuel Baldizón, estriba en no caer en creerse a sí mismos en las parafernalias que de momento pareciera han montado. Se necesita ver con más frialdad el potencial de las jurisdicciones electorales y su articulación futura para un efectivo y masivo respaldo electoral del domingo 6 de noviembre.
Entre aciertos y desaciertos no hay nada definitivo aún. Si ha de hacerse un balance con cierta frialdad, habría que concluir que por ahora ambos están a un 50 por ciento de alcanzar su propósito. Quien esboce primero a su equipo de trabajo (y a sus financistas), aunque reciba palo por algunas “ovejas negrasâ€, se anticipará al otro, inclinando la balanza a su favor. No hay que olvidar que la ganancia del pasado es eso, cosa del pasado. Lo que viene ahora es apuntalar el respaldo de cara al futuro y dar a conocer lo que los guatemaltecos necesitamos saber de la futura conducción del Estado. En esa materia son múltiples las tareas pendientes.