Frustración, muerte e impunidad detrás de dos millonarias estafas


Repo_1

Varias son las fechas que podrí­an producir dolor al ser recordadas, pero quizá, colectivamente, sean pocas en la historia reciente de Guatemala las que revivan la desolación y desconsuelo que implica perder la recompensa de toda una vida de trabajo y esfuerzo. Miles de guatemaltecos recuerdan con profunda tristeza dos ocasiones: el 20 de octubre de 2006 y el 12 de enero de 2007, dí­as en los que se declaró la suspensión de dos de los entonces más populares bancos del paí­s: Banco del Café, S.A. (Bancafé) y Banco del Comercio (BC), que dejaron una estela de muerte y frustración en una comunidad de afectados por las estafas y la impunidad.

Repo_2Repo_3Repo_4

GERSON ORTIZ
gortiz@lahora.com.gt

Desde aquellas fatí­dicas fechas, miles de personas en todo el paí­s han padecido los efectos de la multimillonaria estafa, entre estos, la imposibilidad para recuperar los fondos invertidos durante años en esos bancos y la negación de justicia para castigar a los responsables de ese fraude, el cual lleva más de cuatro años en la impunidad.

El caso BC dejó miles de afectados que dí­a a dí­a esperan que la justicia llegue a los únicos dos procesados por la multimillonaria estafa; no obstante, esa no es la única esperanza que albergan, pues cientos de personas, muchas de la tercera edad, aún tienen fe en recuperar los fondos que perdieron tras el cierre de operaciones de esa entidad bancaria.

El caso Bancafé es más complejo, pues se encuentra abierto en dos judicaturas diferentes, pero paralizado por decenas de recursos legales. La impunidad es su principal caracterí­stica, ya que los escasos integrantes de la junta directiva que han sido procesados gozan de medidas sustitutivas que les permiten libertad plena, mientras el caso permanece detenido.

TESTIMONIOS DE FE

Diario La Hora recopiló algunos testimonios de los afectados con la estafa del BC; las palabras de las decenas de inversionistas que depositaron su dinero y su confianza en aquel banco son una muestra pequeña de cómo estas personas viven desde hace más de cuatro años entre la decepción y la esperanza, mientras que otros fallecieron antes de volver a ver la recompensa de toda una vida de trabajo y esfuerzo.

Marí­a Mirtala Lemus viuda de Leiva es una de las mujeres que cedió su testimonio. La entrevistada de 70 años perdió sus ahorros y los de su esposo, que fueron depositando en esa entidad durante los 20 años que trabajaron en Canadá. Su conviviente falleció y ella lo atribuye a esa estafa, en la que perdieron todo lo que tení­an.

“Mi vida desde el cierre del banco ha sido muy triste. Desde el cierre, hace dos años que mi esposo murió. Yo tení­a que operarme de mi rodilla y ya no pude, no tengo dinero para medicinas”, declaró, y dice que ha perdido la esperanza de conseguir un empleo por su edad. Lemus perdió Q 275 mil en total.

“Yo me fui a los 27 años a Canadá a trabajar y espero en Dios que nos devuelvan el dinero porque es nuestro, no les estamos pidiendo nada que no sea de nosotros”, dice.

Rodrigo Gómez, de 68 años, cuenta que desde el cierre del Banco, la situación para él y su familia ha sido “fatal”. El entrevistado perdió Q 175 mil y dice que esa suma iba a ser utilizada para comprar una vivienda para sus hijas.

“Hubo problemas en el hogar porque el dinero no era directamente mí­o sino de mis hijas, hubo discusiones porque ellas no esperaban la pérdida del dinero, entonces se culpaba a uno y a otro”.

“Mi señora está enferma de diabetes y tengo un hijo que falleció hace seis meses, porque no se le dio el tratamiento adecuado por la escasez de dinero, porque nos quedamos sin nada, entonces él falleció porque en parte tuvo que ver la falta de dinero, no tení­amos para comprar pastillas ni un jarabe. Es triste”, dice don Rodrigo.

Otro testimonio recogido fue el de Eulalia Bernabé Esteban, de 45 años, quien perdió los ahorros de toda su vida en ese banco y desde entonces debe trabajar como vendedora ambulante y enfrentarse, cuenta, a la prepotencia de los policí­as municipales que no la dejan trabajar con libertad.

Doña Eulalia relata: “Yo tomé la decisión de ahorrar porque pensé que cuando me quedara sin dinero podí­a sacar de ahí­, por eso me metí­ a trabajar en una cafeterí­a donde ganaba un poco y lo guardaba en el banco. Después trabajé en un restaurante chino y también ahorré para depositar en el banco. Creí­ que él guardarí­a mi dinero”.

“Cuando se perdió el dinero me quedó demasiada tristeza. Hay veces que como y otras veces que no para poder guardar un poco de dinero. Ahora ya no tengo venta ni negocio y lo perdí­ todo. Quiero trabajar pero ya no se puede, necesito muchas cosas que no tengo, pero estamos luchando para recuperar el dinero y reclamar nuestros derechos”, dice doña Eulalia quien perdió Q 10 mil de sus ahorros y junto a eso, su posibilidad de vivir tranquila esta vida.

Marí­a Julia Muralles, de 74 años, dice: “uno guardó su dinero con la esperanza de tener algo para esta edad. Tenemos para cinco años de estar luchando y vamos a seguir hasta que, primero Dios, recuperemos nuestros ahorritos”.

Muralles perdió Q 115 mil, pero en todo momento refiere que no ha perdido la fe de que un dí­a pueda recuperar el dinero que el banco extravió. La entrevistada dice que por su edad y por ser mujer, le ha costado mucho subsistir porque no puede trabajar y se enferma.

“Me fracturé un pie y me costó mucho recuperarme porque no tení­a para comprar medicinas ni para comprar nada. Siento que es una injusticia la que se está cometiendo pero pienso que se tiene que seguir de frente en nuestra lucha. Tenemos por ahora el consuelo de estar todos juntos…”, explicó la afectada, con lágrimas en los ojos.

Don Carlos Santos también fue afectado. El entrevistado tiene 60 años y cuenta que su pérdida fue el ahorro que su padre pudo conseguir después de trabajar 40 años en “Caminos”. Su progenitor murió el año pasado y cree que la pérdida de los Q300 mil, que durante tantos años ahorraron, influyó en que enfermara.

“Yo trabajé 22 años en la tipografí­a y los dos con mi papá ahorramos ahí­ nuestro dinerito. Mi viejo ya murió y pienso que fue por enfermedad y tristeza porque ya no tení­a recursos de cómo seguir adelante porque ya no tení­amos cómo sobrevivir”, señala Carlos.

“Yo que me quedé estoy pasándola muy difí­cil porque no tengo recursos como para poner una mi empresa, estoy viviendo prácticamente de mi jubilación”, declaró don Carlos y añade: “Mi padre se vio más afectado porque cuando cerró el banco se le aceleró la diabetes, él ya tení­a ochenta años cuando cerró el banco”.

Por este caso únicamente hay procesadas dos personas: Roberto Manuel Segovia Olivotto, ex accionista de la entidad bancaria y Jorge Sactic, también implicado en el proceso. El proceso también está pendiente de ir a juicio.

BANCO E IMPUNIDAD

Para los miles de afectados del caso Bancafé, la pesadilla inició la mañana del 20 de octubre de 2006. Un dí­a antes, la Junta Monetaria ordenó la suspensión de operaciones de esa entidad bancaria por serias anomalí­as en su actuar. Junto a ello, inició una investigación penal por parte del Ministerio Público (MP), lo que generó que en poco tiempo se ordenara el arraigo de 17 accionistas y directivos del banco, lo que poco a poco fue quedándose varado.

El 6 de mayo de 2009, la Fiscalí­a de Bancos del MP presentó la acusación formal contra los ex directivos de esa entidad bancaria, por los delitos de caso especial de estafa y lavado de dinero. Desde entonces el caso ha sido entorpecido por una serie de acciones, tanto de la defensa como del ente investigador.

La acusación se basa en el crédito de Q30 millones, que según la Fiscalí­a, fue otorgado sin respaldo a José Miguel Fernández, y posteriormente fue trasladado hacia la entidad Valores e Inversiones S. A. (Vipasa), entidad vinculada a Bancafé y que estaba sobregirada por Q42 millones.

Marta Sierra de Stalling, titular del Juzgado Octavo y contralora de uno de los procesos abiertos por esa estafa, refiere que el proceso actualmente está detenido a la espera de una resolución de la Sala Segunda de Apelaciones.

Según explica Sierra, se interpuso una cuestión prejudicial que fue rechazada por esa judicatura, lo que generó que se interpusiera una apelación y que el proceso se trasladara a la citada Sala de Apelaciones. Mientras la sala no enví­e el expediente a esa judicatura el proceso no podrá ser reactivado.

Diario La Hora llamó al Ministerio Público para conocer el avance en la investigación, pero personal de la Fiscalí­a de Bancos se negó a proporcionarla. Quien atendió la llamada refirió que el titular de esa unidad no se encontraba en la oficina.

En la Corte Suprema de Justicia está otra parte del proceso, pues según información de la judicatura Octava, hay dos amparos que están pendientes de ser resueltos por esa instancia. Estos fueron interpuestos por el ente investigador.

Las personas acusadas en este caso son: Eduardo González Rivera, ex presidente y fundador de Bancafé; Jorge Alfredo González y Celeste Aí­da Desiré Soto, también ex directivos, por su implicación en la estafa de la desaparecida entidad bancaria.

González Castillo, vinculado a la estafa millonaria, se presentó de forma voluntaria el 13 de agosto último ante el Juzgado Octavo, de donde fue ordenada su captura desde diciembre de 2006. El ex directivo fue beneficiado con una fianza de Q500 mil que canceló de forma inmediata.

González Rivera, fundador y ex presidente de Bancafé, se entregó el 27 de agosto último en el mismo Juzgado; aunque estuvo prófugo durante más de dos años, la jueza Marta Sierra de Stalling le otorgó una fianza de Q500 mil y lo ligó a proceso por caso especial de estafa.

Soto Vetorazzi también fue ligada a proceso por ese caso el 27 de agosto último. El Tribunal le otorgó libertad bajo fianza en los mismos términos.

Actualmente están prófugos de la justicia Juan Carlos Maldonado Paz, gerente de Financiera del Paí­s y mandatario de Bancafé Internacional y Vipasa International Investments Corp., quien está sindicado de falsedad y caso especial de estafa. Ingo Heinrich Haberland Haesloop y Maya Elisa Kausel Beschiroff de Haberland, también accionistas de Bancafé, salieron del paí­s antes que la justicia los alcanzara.

En el Juzgado Noveno de Primera Instancia también está abierto el proceso, pero este se encuentra en las mismas circunstancias. El último movimiento del caso fue la primera declaración de íngel Camargo, ex directivo de Bancafé, la cual tuvo lugar el 11 de junio de 2010.

Camargo fue capturado por los delitos de estafa y casos especiales de estafa. La judicatura Novena lo escuchó y lo ligó a proceso por los citados delitos. La fiscalí­a lo sindicó por la estafa de Q220 millones de Bancafé cuando fungió como presidente ejecutivo de esa entidad.


“Cuando se perdió el dinero me quedó demasiada tristeza. Hay veces que como y otras veces que no para poder guardar un poco de dinero. Ahora ya no tengo venta ni negocio y lo perdí­ todo. Quiero trabajar pero ya no se puede, necesito muchas cosas que no tengo, pero estamos luchando para recuperar el dinero y reclamar nuestros derechos”.
Eulalia Bernabé Esteban