Entre reforma parcial o total a la Constitución


Eduardo_Villatoro

De igual forma como públicamente diversos sectores han rechazado los intentos de reformar a medias o mediante “parches” el sistema tributario, asimismo se deberí­an reconsiderar las propuestas de modificar algunas leyes vigentes, varias de ellas de rango constitucional, porque, al parecer, no se pretende llegar a la sustancia de la caduca estructura jurí­dica del paí­s.

Eduardo Villatoro

 


Es digna de respeto la propuesta de las universidades de San Carlos y Rafael Landí­var y la Asociación de Investigaciones y Estudios Sociales (ASIES) respecto a que se debe reformar la Constitución Polí­tica, pero se limitan a los ámbitos de seguridad y justicia, que, ciertamente, son unas de las áreas más sensitivas, al extremo que los dos candidatos presidenciales que irán al balotaje dirigieron sus objetivos en la campaña electoral reciente a los extremos de inseguridad pública a que estamos expuestos todos los habitantes de Guatemala, aunque sin  precisar los planes de gobierno referentes al combate al crimen organizado y la delincuencia en general, sino que insistieron en la reiteración de aplicar “mano dura” y la pena de muerte.
Al tomar en consideración la categorí­a académica de quienes han integrado los equipos de trabajo de esas tres instituciones, se podrí­a presumir que podrí­an plantear una reforma constitucional integral, en el sentido de abarcar todos aquellos espacios legales que han sido objeto de severas y justificadas crí­ticas porque su legislación ya no corresponde a las circunstancias actuales, y de ahí­ que, para citar un ejemplo muy risible, los partidos polí­ticos que se anticiparon en sus campañas de proselitismo electoral antes de que se lanzara la convocatoria oficial respectiva, fueron sancionados económicamente con multas irrisorias, así­ como por haber superado el techo de gasto o inversión.
En La Hora del sábado una información acerca del proceso electoral se puntualiza que el mismo ha evidenciado la vulnerabilidad del sistema de partidos polí­ticos y la necesidad de reformar su legislación, e incluso los mismos fiscales de esos colectivos reunidos con el pleno del Tribunal Supremo Electoral formularon documentadas crí­ticas por las deficiencias de este órgano en la lentitud del recuento de los votos y a otros factores más.
 Si las universidades nacional y Landí­var y ASIES han trabajado con rigor cientí­fico en la propuesta de reformar la legislación referente a los temas de seguridad y justicia, muy bien podrí­an redoblar sus esfuerzos para analizar y plantear modificaciones a la Ley Electoral y de Partidos Polí­ticos, a reformar el sistema impositivo, que es uno de los más inequitativos de América Latina, y a  otras normativas más que el espacio no permite incluir, y demandar al Congreso, en primera instancia, que convoque a un referéndum popular en torno a si los/as ciudadanos/as prefieren modificaciones parciales a normativas de carácter constitucional o si optan por la sustitución total de la actual ley fundamental del paí­s.
 (El polí­tico tránsfuga y corrupto Romualdo Tishudo le reclama a su mujer: –Anoche cuando dormí­as me estabas insultando en tus sueños. La esposa replica: –¿Quién te dijo a vos que yo estaba dormida?).