Creemos que don Inocente Valle Vela merece muchos homenajes ya por sus creaciones o por sus dones de hombre honrado y de trabajo. Además de ser un artista es un ser con calidad especial que mira siempre hacia el futuro buscando en el horizonte la inspiración que habla de Dios o los aconteceres que se viven y se llevan al pentagrama, donde cobran vida y forma para recorrer el mundo, siendo este un honor que pocos alcanzan.
Ejecutante y propietario de marimbas, mismas que llevan al pueblo la inspiración que es un don divino que rige la concepción del canto que dice lo que se vive, lo que se siente en este paí­s que desde hace varias décadas busca un camino, un destino que transforme el paí­s en un territorio productivo libre del hambre, la pobreza y la criminalidad que está destruyendo la vida humana.
 
Hay que seguir los pasos de Valle Vela, que revestido de humildad ha dado a Guatemala obras que merecen ser comentadas y que se escuchan más allá de nuestras fronteras patrias, este compositor lanza su inspiración al viento, con el sentir profundo del amor, ese amor que en estos últimos tiempos ha desaparecido para dar paso al hombre perverso.
Una sincera felicitación para este hombre de mi pueblo, templado sobre las teclas morenas del hormigo y quien lleva en su frágil corazón el recuerdo de la marimba de arco, cintura y mecapal, esa que en la actualidad botó los tecomates, el arco y el mecapal, y ahora es marimba doble y seccionada, se vistió de gala con cajas de lujosa resonancia, y no es africana ni azteca es marimba de Guatemala, tallado su teclado en hormigo extraí­do este de los bosques milenarios herederos de viejas sabidurí­as donde habita la Monja Blanca y el bello Quetzal.