¿Qué Queremos? I de II


raimundo-j-wennier

“Aprendemos algo únicamente si lo dialogamos”.

Sócrates

La visión a largo plazo es la impulsadora de una transformación educativa en Guatemala. El simple uso de la palabra transformación, implica que habrá cambios en cómo se visualiza la forma de hacer la labor educativa, como su naturaleza y función dentro de la sociedad guatemalteca.

Raymond J. Wennier

 


En otras palabras, tenemos primero que contestar la pregunta ¿Qué queremos del sistema educativo en Guatemala? La mayor cantidad de buena información recopilada es la base del cambio mencionado. Por eso hay que considerar las preguntas que sienten la base que cuestiona lo que significa la transformación, antes de hablar de ésta en sí­.

1. ¿Quién? El triángulo del que siempre se ha hablado y que incluye a los alumnos, los maestros y los padres de familia. Es el eje social-humanista de todo el sistema educativo. Sin embargo, los criterios de la participación en el proceso educativo han cambiado mucho en la primera década de este siglo y hay que visualizar sus papeles para los próximos 25 años, una generación.
2. ¿Por qué? ¿Para qué? El primero es apuntar todas las razones de querer realizar la acción de educar. Normalmente la gente dice, “que obvio es”. Sin embargo, no es así­. No es un ejercicio que se pueda hacer en poco tiempo y resumirlo en una hoja de papel. El segundo interrogante, es el fin que se está buscando como resultado de todas las acciones del primero. Los fines de la educación han cambiado y cambiarán durante los 25 años por venir. Las respuestas afectarán a todos los actores en este triángulo.
3. ¿Qué? Tal y como el tí­tulo de éste, ¿qué estamos buscando para que la sociedad esté en constante crecimiento? ¿Qué queremos como fines de las acciones educativas?
4. ¿Cómo? ¿Cómo visualizamos a la juventud cuando salga de las escuelas y su desempeño en su futuro académico y laboral (en sus más amplios conceptos)?
5. ¿Cuándo? ¿Dónde? No cabe duda que estas dos preguntas van a tomar bastante tiempo para su consideración debido a las múltiples opciones que se están creando; algunas de las respuestas ya existen (tecnologí­a) pero habrá muchas más en el lapso estipulado. Los jóvenes podrán estudiar en tiempos diferentes y en lugares variados también. ¿Cuántos años estamos pensando que se dedican a la educación de la persona? ¿19 años? ¿Calculamos desde menos nueve meses (niño en útero)?
6. ¿Evaluar? Las metodologí­as de evaluar, no medir, tendrán facetas muy diferentes debido a que el cómo, el qué, el dónde y el medio de estudios cambiarán; entonces las formas (enfatizo formas) de evaluar cambiarán para estar de acuerdo a las formas de presentación de modalidades en la educación. Hay que preguntar ¿Quién va a evaluar a quién? Bajo qué criterios y si están preparados para hacerlo. La intencionalidad y función de la evaluación, tomarán un papel muy diferente de la que se conoce hoy dí­a.
7.
La información resultante de esas seis preguntas, establecerán un “Norte” y un camino a seguir. Hay que recordar que a mayor información, mayores cambios y esos serán la base de una transformación del sistema educativo guatemalteco. Vuelvo a preguntar: ¿Qué queremos de nuestro sistema educativo? Queremos que más personas estén involucradas en las decisiones que van a afectar a los actores del triángulo, entonces, ¿cómo visualizamos esa participación en los próximos 25 años? ¿Será que aquí­ hay que considerar la dicotomí­a de lo local vrs lo global o serí­a la colaboración entre estos dos ámbitos lo que producirí­a un mejor sistema educativo para los alumnos, maestros y padres de familia? La comunidad educativa (cómo la visualizan) serí­a la beneficiaria de esa colaboración. El concepto de Sócrates está lleno del significado que deberí­a formar una metodologí­a de diálogo para aprender cómo visualizar y expresar las ideas del futuro (25 años mí­nimo) para poder transformar todo un sistema que corresponde al siglo pasado.

Lo cierto es que tenemos que situarnos en un mundo real pero no el de hoy dí­a sino el de cada año que suma los 25, una generación de cambios a ese mundo “real” para poder contestar todas las preguntas planteadas. El proceso de reunir la información relacionada a esas preguntas, basado en visualizar, pensar, analizar y sintetizar las mismas, lleva un tiempo previo a la socialización de la transformación. Es indispensable que todas las personas involucradas en este proceso entiendan las razones detrás de la implementación de los cambios y el papel que cada quien jugará en beneficio del conglomerado social: La nación. La forma en que se socialice debe ser una obra de arte de la comunicación para que la sociedad la acepte. Para poder transformar tenemos que saber ¿Qué queremos? En el siguiente artí­culo presentaré las bases de un diálogo acerca del proceso de transformar y luego presentar lo que llamo una reforma necesaria para poder poner en práctica una visión transformadora. ¡Hasta la próxima!