Otro de los renglones que está estrechamente vinculado al bajo índice de desarrollo humano de Guatemala, es la Educación; no obstante que el presupuesto asciende a Q5 mil 896 millones y que se incrementa el gasto público año con año, la cobertura de la primaria aún no se completa porque sólo logran culminar sexto grado el 72% de niños y la calidad educativa es cuestionable.
Incrementar el monto del presupuesto a 5% del Producto Interno Bruto, como lo establece la meta del milenio, es una de las tareas pendientes que deja la administración de í“scar Berger y que obliga hoy a las principales fuerzas políticas a establecer una agenda nacional de educación que dé un golpe de timón al sistema y conlleve cambios profundos y responsables con la niñez y juventud guatemalteca; así como con la dignificación del gremio magisterial.
Las cifras son lapidarias
Según el Sistema de Naciones Unidas en Guatemala, PNUD, las cifras sobre el atraso en la educación reflejan el subdesarrollo del país.
* Tasa más baja a nivel centroamericano en alfabetización (82%) en jóvenes de 15 a 24 años.
* Porcentaje más bajo de alumnos que empiezan primer grado y llegan a sexto primaria (72%)
* Quinto país con el nivel de pobreza extrema más alto de Latinoamérica (Hay familias que subsisten con Q2,500 anuales)
En un país que vive en democracia, la responsabilidad de cambiar esas cifras recae en los partidos políticos, no necesariamente sólo en el que hace gobierno, sino en las fuerzas representadas en el Congreso de la República, ya que muchos de los cambios requieren de una reforma de la legislación vigente y creación de nuevas normas.
Según técnicos del PNUD, hay varias propuestas y no se trata de «inventar el agua azucarada», sino de la voluntad política de los actores nacionales para revertir esta dramática situación.