Un clima de tensión se vivía hoy en Chile, ante una anunciada jornada de protestas estudiantiles, que mantiene en un estado de máxima alerta al gobierno de la presidenta Michelle Bachelet.
La policía de Santiago se acuarteló desde muy temprano y las principales universidades estatales cerraron sus puertas para evitar que sus instalaciones sean utilizadas como campos de batalla en una jornada que conmemora el asesinato de dos estudiantes en 1985 durante la dictadura de Augusto Pinochet.
La fuerza policial dispuso además el despliegue especial de unos 4 mil agentes y ubicó una decena de tanquetas en los puntos considerados más conflictivos de Santiago, como las barriadas pobres de Villa Francia y Lo Hermida, en la periferia de la ciudad.
«Vamos a resguardar el orden público y a evitar que se produzcan daños y destrozos», afirmó el ministro del Interior, Belisario Velasco, quien reconoció la «preocupación» del gobierno por la existencia de «elementos subversivos».
Las Fiscalías de las zonas sur y norte de Santiago dispusieron un plan especial destinado a afrontar situaciones de emergencia derivadas del llamado a protestar que realizaron grupos de izquierda con motivo de la conmemoración del «Día del Joven Combatiente».
A la convocatoria se sumó el ultraizquierdista Movimiento Patriótico Manuel Rodríguez (FPMR). «A protestar como en la dictadura», señalan los panfletos con los que el grupo llamó a manifestarse.
El llamado a protesta ocurre cada año, pero esta vez la preocupación es mayor debido a que existe una pública convocatoria para que también protesten los usuarios descontentos por el fallido plan de trasporte implementado en febrero en Santiago.
El Transantiago modificó todos los trayectos de la locomoción colectiva y redujo drásticamente la cantidad de autobuses que circulan por la ciudad, provocando a los pasajeros largas esperas y aglomeraciones en los distintos medios de transporte.
Las incomodidades han irritado a los usuarios, que han protagonizado un centenar de protestas callejeras para oponerse a la implementación del plan.
Como preludio a la jornada de protesta de hoy, la madrugada de ayer estallaron en distintos puntos de Santiago cuatro bombas de escaso poder, que no causaron víctimas pero sí daños materiales.
Además una treintena de encapuchados se enfrentó la tarde de ayer con la policía en las afueras de la Universidad Tecnológica de Estado (UTEM), en el sur de Santiago.
La policía debió utilizar gases lacrimógenos para repeler los ataques de los vándalos, que lanzaron piedras y bombas de fabricación casera tipo Molotov.
La situación de emergencia obligó a aplazar para mañana el partido por la Copa Libertadores entre el Colo Colo chileno y el Caracas FC de Venezuela que debía jugarse hoy en la noche.
Como medida de resguardo los trabajadores del transporte público llamaron a los conductores de autobuses a dejar de trabajar a partir de las 19H00 locales.
«Los conductores ya han sufrido bastantes agresiones y esta vez queremos ser previsores y proteger su integridad física», señaló el presidente de la Confederación Nacional de Trabajadores del Transporte, Raúl Gutiérrez.