¿Qué quiere el pueblo de Guatemala?


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Transcurrieron las que en otras épocas denominó el doctor Juan José Arévalo Bermejo “Las alegres elecciones”. Desgraciadamente, como siempre, quedaron cientos de miles de ciudadanos inconformes, apechugando lo ocurrido y algunos metiéndose el dedo gordo entre la boca; quedaron muchos enemigos de muerte; poblaciones enteras dolidas contra poblaciones vecinas y otras condiciones negativas que dejan los grandes acontecimientos de tipo religioso y/o polí­tico.

Roberto Arias

 


Aparte de todo eso quedaron cientos de millones de quetzales tirados a la basura de una manera un poco más que estúpida. De cualquier manera, millones de quetzales sacados de los recursos de un pueblo que languidece dentro de su propia ignorancia, su pobreza y que, en su crónico desamparo, literalmente muere de hambre.
Los votantes de ese mismo pueblo tuvieron un amplio abanico de ofertas. Los candidatos pusieron las ofertas como en un mercado cibernético, irreal, de mentiras, ilusorio, ficticio, pero finalmente ofertas de donde podí­an escoger algo, aunque sea imaginario, pero con el beneficio de poder exigir, más adelante, que se cumpla lo ofrecido. El abanico propuesto a través de los medios de comunicación incluí­a trabajo (Juan Gutiérrez); educación (Eduardo Suger); la mano dura o bota militar (Otto Pérez) y dinero fácil, sin mayor esfuerzo (Manuel Baldizón).
La respuesta la dio masivamente este pueblo que se abate dentro de su miseria. Se fue mayoritariamente por el regreso al pasado de la bota militar (Otto Pérez). Votó mayoritariamente por  miedo…  por la sumisión con tal de que, supuestamente, le quiten de encima el crimen organizado, la criminalidad común, el narcotráfico, etc. (¿?) 
En segunda instancia, los votantes se fueron por el dinero fácil. Por el dinero percibido sin esfuerzo o con un poco de sudor extra. Se fueron por el ofrecido Bono 15 (Manuel Baldizón). Esto promete una vez más al año, llevar a la familia al Pollo Campero o al McDonalds sin joderse mucho. Y Guatemala, pues que siga igual, al fin que ya tengo más pisto sacado ventajosamente al patrono.
Las mayorí­as votantes de Guatemala siguen adormitadas fumándose el orégano y la yerbabuena, mientras vuelven a la vida al dinosaurio, quien seguirá allí­, en su diario despertar, durante muchos años.
Mientras tanto, los ofrecimientos de estudio (Eduardo Suger) y de trabajo (Juan Gutiérrez) quedaron a la deriva, porque ambas propuestas requieren de un esfuerzo individual de la población, tanto de los padres como de los hijos y, por lo visto en masiva evidencia, lo que esta población quiere es seguir en el acomodo de la vida, aunque muy dura, fácil; sin esforzarse un milí­metro, menos dar una milla más para llegar antes al desarrollo.
Al pueblo de Guatemala se le ha olvidado completamente que el futuro se forja hoy. Cada dí­a que pasa se forja el futuro de cada quién, de su familia y de su comunidad. Es lamentable que el miedo y la avidez por el dinero fácil atrapen su dignidad.
La honorabilidad, la gallardí­a, el honor, la virtud, la honradez, el valor de luchar individualmente por un paí­s mejor por medio del estudio, del trabajo, cumpliendo con esfuerzo  decencia y ardor, con sus obligaciones ciudadanas y familiares para exigir con dignidad sus derechos a cualquier gobierno, quedaron, con miedo, escondidos bajo la cama de la gran mayorí­a.
¿Cómo y con cuáles valores quieren los guatemaltecos “Un cambio”?