Más de un millar de estudiantes, docentes, escritores y periodistas iberoamericanos confluyeron con su multiplicidad de acentos en el balneario caribeño de Cartagena, donde por estos días se respira en el ambiente los alcances de un tributo al idioma español.
«Soy traductor, pero vine porque estudio para ser corrector de estilo», dijo Eduardo, un argentino de 27 años. «En realidad me quedé con ganas de ir al anterior (congreso) en Rosario porque no pude conseguir cupo», agregó.
En el balneario colombiano, la presencia de los cientos de asistentes al IV Congreso Internacional de la Lengua española se destacaba ayer, en la tercera jornada del encuentro.
Buena parte de los asistentes son profesores que quieren mantenerse al día con las normas y uso del idioma, pero hay quienes llegaron al congreso para simplemente «escuchar» la lengua.
Es el caso de Jean-Claude, un canadiense de 74 años que habla el español con dificultad y, con apenas cinco años de estudio de la lengua tiene evidentes limitaciones para expresarse.
«Inmersión», dice escuetamente en español, y luego explica en francés que lo que pretendía era estar entre hispanohablantes.
También los estudiantes se hicieron presentes en la cita del idioma español.
«Yo me gradúo en dos meses y estoy considerando hacer literatura, entonces pensé que este evento me podía ayudar un poco a ver qué tal es la realidad del mundo después del bachillerato», dijo Daniel, de 18 años, acompañado de Erika, de 30, una «licenciada en educación, especializada en literatura».
Muchos docentes llegaron apoyados por las instituciones educativas para las que trabajan, pero otros debieron costearse el viaje y pedir licencia para poder asistir, motivados por el «interés personal», como coinciden en señalar varias profesoras que llegaron desde Bogotá por iniciativa propia.
En cambio, Germán, un profesor venido desde Manizales (oeste), llegó apoyado por el instituto para el que trabaja con niños de educación básica a primaria.
«Es una institución privada bilingí¼e, y me apoyaron totalmente», dijo con la satisfacción retratada en su sonrisa.
«Es interesante ver cómo va el manejo del idioma», dijo por su parte Clara, una empresaria de 66 años que se dedica a las relaciones públicas en Medellín (noroeste).
Pero también están los invitados, como Jesús Sánchez Lobato, que llegó al puerto caribeño invitado por los organizadores para coordinar un panel: «Vine por invitación especial, puesto que coordino un panel, el del español como lengua extranjera», explicó el académico de la Universidad Complutense de Madrid.
El IV congreso del español ha sido denominado ’Presente y futuro de la lengua española: Unidad en la Diversidad’, algo que se palpa en los pasillos con innumerables charlas donde la lengua es una sola, pero las entonaciones y regionalismos son cantos de una gran Babel iberoamericana.