Hasta el momento se han realizado todos los recursos legales: Amparos, querella adhesiva, solicitud ante la Junta de Exclusión, pero nada ha dado resultado para lograr la restitución de los ahorros. Los propietarios del banco continúan prófugos y mientras tanto son miles de personas, la mayoría de la tercera edad que diariamente marchan por las calles en una justa protesta.
Todo parece indicar que el caso está en las manos de la Corte de Constitucionalidad en donde se resolverá en definitiva sobre el Amparo que provisionalmente ordenó el pago a todos los que tenemos títulos de plazo fijo y otras formas de ahorro. Veremos entonces lo que la referida Corte decida y cuya resolución es esperada con impaciencia por los miles de ahorrantes estafados.
Es una lástima que los banqueros y Superintendencia de Bancos estén dando un pésimo mensaje hacia la población, en el sentido que fundar un banco consiste en reunirse un grupo de accionistas, esperar diez años creando falsa confianza entre los guatemaltecos, luego cuando ya existan miles de millones de quetzales del público desaparecer con el dinero, ir a otro país y realizar inversiones para llevar una vid de gente decente, no importando las muertes, enfermedades y esperanzas frustradas dejadas por su vil proceder.
Estaré alerta ante la próxima resolución de la Corte de Constitucionalidad. Desde el 12 de enero del presente año he seguido el proceso de este caso y nadie me detendrá en la lucha, ya que de esta forma cumplo con dos objetivos: Primero, tratar de imponer un poco de moralidad y ética pues veo con tristeza que el país ya tocó fondo en la corrupción y el imperio del crimen organizado. Segundo, incentivar la confianza en las operaciones de los bancos.
Deseo agradecer a los medios de prensa que han dado espacio a este caso catalogado como un problema social.
Algunos medios no han concedido un solo segundo y dos columnistas constantemente nos atacan y defienden a los estafadores, sus razones tendrán.
Confiamos en Dios y estamos seguros que el presente caso no quedará en la impunidad.