Tom Brady fue a la banca, con el cabello bañado en sudor y que le cubría parte del rostro, mientras renegaba por haber sufrido su primera intercepción en cerca de 11 meses.
Poco después se sentaría en el mismo lugar mostrando una enorme sonrisa mientras sus compañeros lo felicitaban por su desempeño con el que implantó récord.
Brady dejó a un lado una inusual intercepción para imponer una marca del equipo lanzando para 517 yardas y cuatro touchdowns, entre ellos uno de 99 yardas con Wes Welker, y los Patriots de Nueva Inglaterra iniciaron con una victoria por octava temporada consecutiva en un partido de lunes por la noche al vencer 38-24 a los Dolphins de Miami.
El defensive end Jared Odrick atrapó un pase desviado y preparó el terreno para una anotación de Miami y terminar con la racha de Brady —la más larga de la NFL— de 358 pases sin recibir anotación.
Por lo demás, Brady y los actuales campeones de la División Este de la Conferencia Americana tomaron el camino justo donde se quedaron la temporada pasada, cuando el quarterback lanzó 36 touchdowns y su equipo encabezó la liga en anotaciones.
Nueva Inglaterra terminó con 622 yardas, la mayor cantidad en un partido en la historia de la franquicia y la mayor cantidad permitida por Miami. La actuación de Brady opacó el desempeño de Chad Henne, que a su vez implantó su marca personal al lanzar para 416 yardas por Miami.
Las 906 yardas aéreas totales representan una marca de la NFL.
«Hicieron buenas jugadas contra nosotros», dijo Brady. «Nosotros hicimos un par más que ellos».
Brady, que completó 32 de 48 pases, se convirtió en el 11mo quarterback en lanzar para al menos 500 yardas. Norm Van Brocklin impuso el récord de 554 yardas en 1951.
«Estamos contentos por tenerlo de nuestro lado», dijo sonriendo su compañero Danny Woodhead.
«Fue vergonzoso», dijo el safety de Miami Yeremiah Bell. «Esto no puede suceder».
Y en Denver, Champ Bailey abandonó los vestuarios con una evidente cojera.
El Pro Bowler de los Broncos de Denver no fue el único.
Los Broncos terminaron bastante lastimados y superados tras una derrota de 23-20 ante los Raiders de Oakland el lunes en un partido en el que Sebastian Janikowski igualó una marca de la NFL con su gol de campo de 63 yardas.
Brandon Lloyd salió cojeando por una lesión de ingle, la participación de Elvis Dumervil fue limitada a labor de acarreo por una molestia en un hombro y Knowshon Moreno se resintió de una lesión en el tendón de la corva.
Todas esas lesiones podrían no ser nada grave. O podrían representar problemas.
«Es un asunto del tendón de la corva. Lo he enfrentado antes», dijo Bailey mientras abandonaba el estadio. «Hay que ver qué tan grave es. Someterme a una resonancia magnética y partir de ahí».
Los Raiders (1-0) ganaron en Denver por cuarta temporada consecutiva en el debut de Hue Jackson como head coach de la NFL y propinaron a los Broncos (0-1) su primera derrota en un juego de apertura en casa desde 2000.
«No hay premio de consolación», dijo el coach John Fox, quien debutaba al frente de Broncos.
Los Broncos redujeron la ventaja a 23-20 con un pase de 9 yardas de Kyle Orton a Lance Ball para anotación, pero eso fue lo más cerca que estuvieron de los Raiders.
A partir de ahí, los Raiders quemarían el reloj.
No todos estaban listos
No pasó mucho tiempo antes de que se sintiera el impacto del cierre patronal. Y fue sorprendente donde golpeó con más fuerza en el primer fin de semana de la NFL.
Cuatro equipos, todos ganadores de su división en la temporada 2010, cayeron tan estrepitosamente el domingo que cabe preguntarse si se dieron cuenta de que estos juegos contaban.
La derrota más notable fue la de los Steelers de Pittsburgh, destrozados en Baltimore. La rivalidad más violenta de la NFL se convirtió en un paseo para los Ravens.
Los campeones defensores de la Conferencia Americana, un grupo que siempre sale a jugar con todo, parecían muy mal preparados y su temida defensa permitió 385 yardas, incluyendo 170 por abajo.
La ofensiva no pudo rescatar a los Steelers, menos mientras cometía siete pérdidas de balón: cinco fueron de Ben Roethlisberger, quien había ganado sus últimas siete salidas ante los Ravens.
«Nos sometieron a punta de golpes», dijo el linebacker James Farrior.
«Nos manejaron en las tres fases «, añadió el entrenador de los Steelers Mike Tomlin. «Aceptamos la responsabilidad por las jugadas que hicimos y las que no hicimos. Los felicitamos igualmente por la forma en que jugaron. Obviamente, tenemos mucho trabajo por hacer».
Una gran parte de ese trabajo no se hizo en el campo de entrenamiento y la pretemporada, en parte porque muchos equipos con veteranos — y los Steelers ciertamente tienen su dosis de veteranos— no querían presionarlos. Mejor guardarlos para la temporada regular y así permitirles avanzar hacia su mejor forma.
Pero evitar los riesgos de los partidos de pretemporada también tiene sus desventajas, que se manifestaron en Baltimore, donde los Steelers fueron incapaces de mantener el ritmo.
«Fue como si estuviéramos a paso lento todo el día», dijo Farrior. «Desde la primera jugada del partido, ellos tuvieron su pie en el acelerador y no pudimos detenerlos».
Lo mismo ocurrió con los Falcons en Chicago, donde las estadísticas estaban relativamente parejas. No fue así dentro del campo, donde Chicago fue el equipo más inspirado en un 30-12 que podría haber sido peor.
Los que esperaban que Matt Ryan, Michael Turner, Roddy White y John Abraham fueran los mejores jugadores en el Soldier Field vieron cómo Jay Cutler, Matt Forte y especialmente Brian Urlacher se apoderaron del juego.
«Tenemos un montón de cosas para corregir», dijo el entrenador de los Falcons Mike Smith, al señalar el elevado número de penalidades, las tres pérdidas de balón y el tacleo descuidado, todos síntomas de la mala preparación.
«En términos de cómo vamos a hacer eso, vamos a regresar allí, montarnos al caballo, saltar de nuevo a la silla y volver a trabajar», agregó.
Pese al lugar común, tal vez los Falcons necesitaban montar más el caballo en el campo de entrenamiento y la pretemporada.
Y el potro que más problemas tuvo está en Indianápolis, donde los Colts perdieron 34-7 frente a los Texans de Houston.
Un equipo que estaba listo, dispuesto y capaz el domingo fue Washington, que derrotó 28-14 a los Giants, disminuidos por las lesiones. Quizás el entrenador Mike Shanahan tenía razón después del cierre patronal cuando puso a sus titulares en muchos más partidos de pretemporada que en el pasado, y ciertamente en más que los adversarios de los Redskins, entre ellos los Steelers y los Colts.