Ha terminado una jornada electoral en nuestro país, que independientemente de algunos incidentes, que espero sean aclarados a la brevedad y a satisfacción de todos los guatemaltecos, se desarrolló con bastante tranquilidad y en un ambiente de fiesta, aunque más que fiesta, yo diría con expectativas y esperanza por parte de un pueblo que ve cada día como la violencia aumenta y el poder adquisitivo disminuye.
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Dos candidatos han recibido la preferencia de los electores y se preparan para una segunda vuelta. Una segunda vuelta que presagia dos meses de dura contienda, de descalificaciones, de campaña negra, en lugar de propuestas y soluciones. Aquí inicia la primera parte del reto. ¿Será posible que estos candidatos hagan una campaña de altura? ¿Será posible que escuchemos propuestas coherentes en lugar de cancioncitas, populismo e insultos? Esta primera parte del reto requiere de mucha madurez, de un verdadero deseo de cambiar el cómo se realizan los procesos en nuestro país y de un equipo de seguidores identificados con un proyecto y no solamente con un candidato.
La segunda parte del reto se presenta más complicada y es que empieza justamente después de ser electo presidente uno de los dos candidatos. En ese momento inician los acercamientos, los regalos y las propuestas de negocios. Si bien es cierto, esto no falta a lo largo de toda la campaña, es ahora cuando se presentan con más fuerza e insistencia. La segunda parte del reto se supera con los pantalones bien puestos y con valores bien cimentados.
Por último llega el día de la investidura, el momento en el que a uno de los dos le será colocada la banda presidencial en el pecho. Ahora comienza la tercera parte del reto. Es aquí cuando los planes se deben empezar a aplicar y el equipo que los ejecutará probará su capacidad. Lo difícil de esta parte es que sólo los resultados cuentan. Aquí no caben las explicaciones ni las excusas, es en este momento cuando los pobladores quieren ver el fruto de todos los ofrecimientos vertidos en campaña.
Esta parte se supera con honradez, con el liderazgo de un verdadero estadista, con un equipo conformado por personas capaces y preparadas y no de personas nombradas en esos puestos pues se les deben favores o pertenecen al partido, con la ejecución correcta de los planes y en caso de que éstos no estén dando los resultados esperados, con capacidad de cambio y de convocatoria para revisar y reformar aquellos que no están funcionando.
Si el reto es superado o no, depende únicamente de la calificación que nosotros como ciudadanos les demos, la soberanía radica en el pueblo. Recuerde, los ganadores dan resultados, los perdedores dan explicaciones. Sea efectivo. í‰xito en todo.
*Asesor en efectividad y alto desempeño