Más allá del monumental escenario para un concierto de rock en el aparcamiento del Lambeau Field serán desplegadas dos grandes mantas, con las imágenes de Aaron Rodgers y Drew Brees, frente al estadio.
Los hoteles estarán llenos, las escuelas cerrarán temprano. Habrá mucha carne asándose en las parrillas y muchas más cervezas enfriándose en las hieleras.
Y numerosos aficionados al fútbol estadounidense harán caso omiso del discurso que el presidente Barack Obama tiene previsto pronunciar el jueves, para abordar el asunto de la generación de empleos. Kid Rock ofrecerá el concierto previo al partido, que se considera relevante, pese a ser apenas el primero de la campaña y a disputarse en una ciudad considerada un mercado pequeño de la NFL.
Rodgers y Brees son los últimos dos que han conseguido el premio al Jugador Más Valioso del Super Bowl. Cada uno estará al frente de la ofensiva de su equipo para el encuentro del jueves. Para la liga, el partido representará una oportunidad de disipar cualquier resentimiento que prevalezca tras una pausa llena de negociaciones agrias y tensas, que sin embargo tuvieron éxito al final.
Para los Saints y los Packers, es la oportunidad de enviar desde el comienzo un mensaje de que aspiran a un nuevo título.
Greg Jennings, receptor de los Packers, ha considerado que el partido es un «minisuperbowl», pero Rodgers, el mariscal de campo, no está tan seguro.
«Se siente como un partido importante, como un partido de los playoffs», dijo Rodgers. «No quiero decir que es como un Super Bowl».
Brees, el quarterback de Nueva Orleáns, sabe que una victoria o una derrota en el encuentro podrían carecer de importancia para el resto de la temporada.
«Estoy seguro de que nos van a hacer preguntas sobre las implicaciones futuras que este partido tendrá para los playoffs, y todo eso», dijo Brees. «Nos consideramos un gran equipo y un aspirante al título, lo mismo que ellos. El hecho es que esto es sólo un partido, el primero de la temporada, en jueves por la noche y transmitido por la televisión nacional. Pero sigue siendo sólo un partido».
Después de que la derrota sorprendente del año pasado ante Seattle impidió que los Saints repitieran como campeones, Brees sabe el escrutinio que debe soportar un equipo que se corona en el Super Bowl.
«Cuando pierdes, es como si la gente estuviera esperando que algo malo te ocurra para señalarte, ‘te lo dije»’, comentó Brees. «Hay presión y crecen las expectativas después de ganar el Super Bowl».
Lo que Brees no sabe es cómo serán afectados los equipos por la larga inactividad que se derivó del paro patronal. Los Saints realizaron entrenamientos informales durante el cierre, organizados por Brees.
Los Packers no lo hicieron. Rodgers y otros jugadores de los Packers han desestimado que ello vaya a incidir en su rendimiento.
De hecho, el quarterback de Green Bay considera que su equipo puede coronarse de nuevo.
«Si piensan en equipos que dominaron distintas décadas, fueron equipos que ganaron varias veces el Super Bowl», dijo Rodgers. «Los Steelers en los 70, los 49ers en los 80, los Cowboys en los 90, los Patriots en el 2000, ganaron varias veces el Super Bowl. Queremos restablecer esa tradición de avanzar cada año en la postemporada y llegar al Super Bowl».
Sánchez, listo para elevar nivel
Mark Sánchez ha escuchado críticas durante sus primeras temporadas en la NFL, por parte de gente que considera que los Jets pudieron haber ganado las últimas dos finales de la Conferencia Americana de no haber sido por su joven quarterback.
Los Jets tienen ahora una mentalidad triunfadora, y Sánchez sabe que la presión se acumulará sobre él en esta campaña. Todo comienza el domingo, durante el partido contra los Cowboys de Dallas.
«Parece que ése será el énfasis cada año», dijo Sánchez el miércoles. «Con cada equipo, el quarterback tiene que ser bueno y sólido. Este año no es distinto. Si acaso, será más intenso y más importante que yo sea certero y que dé a los compañeros una oportunidad».
Sánchez contará con nuevos receptores, Plaxico Burress y Derrick Mason. Los Jets conservaron en sus filas a otro receptor destacado, Santonio Holmes.
«Ellos han estado en esta liga mucho tiempo», dijo Sánchez respecto de Burress y Mason. «Han jugado con muchos quarterbacks y es mi turno de hacerme cargo. Creo que será un buen reto para mí, y ellos han respondido muy bien».
El entrenador Rex Ryan sabe que Sánchez no tiene un alto porcentaje de pases completos. Fue de 54,8 la temporada anterior.
Sin embargo, Ryan añade que lo importante no son las estadísticas de Sánchez, sino que ayude a ganar partidos.
«Yo no lo quiero a él para formar un equipo de fantasía, que me permita jugar en internet», dijo Ryan. «El es simplemente mi quarterback para ganar los partidos».
Y eso es precisamente lo que ha hecho el quarterback de ascendencia mexicana en su corta carrera. Tiene cuatro victorias en la postemporada, lo que constituye ya un récord de la franquicia, y se unió a Ben Roethlisberger como los únicos dos mariscales de campo en la historia que han llegado a la final de la conferencia en sus primeras dos temporadas.
Aunque no se considera a Sánchez un quarterback de elite, Ryan sí usó ese término recientemente para describirlo.