A pocos días de la contienda electoral para la designación del gobierno de Guatemala, muchas personas todavía no saben de manera exacta por quién desean votar. Quieren ejercer su derecho de voto y así realizar su deber cívico. Pero existen titubeos y dudas no despejadas acerca de las intenciones de algunos de los candidatos para llegar a gobernar.
La psicología política analiza a los votantes, sus expectativas y sus necesidades y a través del uso de éstas en las campañas electorales se trata de influenciar la determinación del voto, ante todo de los ciudadanos que dudan. Los programas de gobierno de los partidos políticos son opacados por el bombardeo, de manera incansable, de eslóganes, canciones pegajosas y anuncios en los medios de comunicación, los cuales proveen al votante la imagen de que se está votando por determinado candidato y no por el partido político que representa. Así se vota por quien pueda agradar mejor al público, por quien tenga una mejor imagen y se descuida lo relevante ¿Cómo piensan gobernar? ¿Son realísticas sus propuestas?
Pienso que para analizar por quién votar hemos de conocer a mayor grado de conciencia el plan de trabajo de los partidos políticos. También es importante saber de la calidad moral y cívica de las personas que constituyen las diferentes coaliciones. Porque durante la campaña electoral nos tratan de enamorar como a las jóvenes, endulzando nuestros oídos, diciendo cosas agradables y que posiblemente deseamos. Pero de repente, cuando ya están en el gobierno las cosas cambian, ya no necesitan de nuestra simpatía, solamente tienen el poder y en muchas ocasiones se ha tornado en un poder prepotente.
En estas campañas analizan la situación del país, pero más que nada, las necesidades y deseos de los votantes. Así, durante éstas ofrecen y ofrecen lo que nos puede interesar o convenir. Algunas veces sin tomar en consideración si será factible de cumplir, o qué repercusiones puede tener cada ofrecimiento.
Los chapines somos ingenuos, crédulos y muchas veces bonachones; continuamos creyendo en la buena voluntad de la gente. Esto nos hace presa fácil de acciones malintencionadas de terceras personas. En lo personal yo sugeriría que cada final de gobierno se hiciera una auditoría y una revisión del cumplimiento y seguimiento del plan señalado para gobernar. Una especie de auditoría externa, donde con objetividad se analicen los resultados obtenidos por cada gobierno, así como se contabilice cada centavo y el destino que llevó cada uno. Sería bueno que tuviésemos al final de cada período presidencial la oportunidad como pueblo de dar nuestro punto de vista y calificar las acciones realizadas por nuestros mandatarios.
Se observa apatía de las personas por el proceso electoral, y no creo que sea secundaria o falta de amor a su patria, sino producto del cansancio y desgaste de sentirse utilizados, ya habiendo vivido experiencias de frustración ante el poco compromiso de los gobernantes para un país mejor.
Algo que también me gustaría que pudiera ser tópico de los procesos electorales, es que durante las campañas pintarrajean lo que pueden (con pintura de aceite). Tuve la oportunidad no hace mucho de ir al lago de Atitlán y me dio mucha pena ver cómo las rocas naturalmente expuestas en el camino, tenían colores representativos de casi todos los partidos políticos. Esto me parece una actitud antiecológica y de poco respeto al país en donde vivimos.
Por último quisiera hacer un llamado a la conciencia de los futuros gobernantes en que antes de pensar en sí mismos, se den cuenta que la Patria los necesita. De modo contrario, la situación estresante de pobreza, miseria y violencia en el país se perpetuará. Estamos acostumbrados a que estos problemas son más visibles y tienen repercusiones más nocivas en las clases socioeconómicas bajas, pero no es exclusivamente un problema de clase, es vivir en Guatemala, cada día, con la zozobra de si al salir de nuestras casas podremos regresar con vida, sin haber sido víctimas de un asalto, un tiroteo y más.