Pelí­cula «Contagio» reseña propagación de virus mortal


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La reciente pelí­cula «Contagio», del galardonado director Steven Soderbergh, podrí­a considerarse un anuncio de 105 minutos de servicio al público con un mensaje sencillo y contundente: Lávese las manos. A menudo.

Por COLLEEN BARRY VENECIA / Agencia AP

Por cierto, los cinéfilos podrí­an ver con mayor aprensión los picaportes de las puertas en lugares públicos y los pasamanos de los transportes después de ver la cinta sobre la propagación de un virus letal con una tasa de mortalidad del 25%.

«Una vez que uno empieza a pensar en eso, es imposible dejar de pensar», admitió Soderbergh en una conferencia de prensa el sábado antes del estreno mundial del filme en el Festival de Venecia fuera de competencia.

«Me lavo las manos un poquito más. Pero desde que me presenté en Venecia también he estado estrechando muchas manos. Estuve en un avión, que es uno de los peores lugares donde uno puede estar. Este es el mundo en que vivimos», afirmó.

«Contagion» presenta a Matt Damon, Gwyneth Paltrow, Kate Winslet, Jude Law, Marion Cotillard y Lawrence Fishburne en un drama que se desarrolla con rapidez y que muestra la rápida propagación de un virus letal de origen desconocido y sin vacuna disponible.

Damon hace el papel de Mitch Emhoff, un hombre que trata de proteger de la infección a su hija después que su esposa Beth (Paltrow) sucumbe al virus tras un viaje de negocios a Hong Kong.

Fishburne es el doctor Ellis Cheever, el subdirector de los Centros para el Control de Enfermedades, que despacha a la doctora Erin Mears (Winslet) a Minnesota, donde viven los Emhoff, para averiguar el ritmo de propagación del virus. Law hace el papel de Alan Krumwiede, un bloguero de San Francisco que ofrece a 12 millones de lectores por dí­a sugerencias de teorí­as de conspiración sobre el virus y los esfuerzos del gobierno por contenerlo y desarrollar una vacuna.

Paltrow rechazó la idea de que la muerte de su personaje es un caso de justicia poética por haber engañado a su marido, un hecho que se descubre después de su muerte cuando los investigadores rastrean sus movimientos.

«Creo que si su muerte por el virus fuese un castigo por aventuras extramaritales, no quedarí­an ni tres tipos en esta sala», bromeó. «O quizás menos, porque estamos en Italia».