Hay propaganda negra, blanca y gris


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El concepto de propagada negra es frecuentemente utilizado en tiempos electorales. Alumnos, colegas académicos y amigos se han acercado para preguntarme si en realidad existe la propaganda negra. Y les he dicho que sí­, pero que también se puede clasificar a cierto tipo de propaganda como blanca y también, que existe una propaganda gris. Lo que sucede es que ambos conceptos unidos “Propaganda Negra” dan la imagen de un significado altisonante, de algo muy desagradable, dañino, pernicioso.

Ramiro Mac Donald

 


Y es cierto. La propaganda negra infecta el ambiente por donde pasa. Propaganda negra es aquella que tiene un origen confuso, ignorado; pese a que se crea conocer de dónde diablos proviene, no podemos afirmar total y claramente quién la ha realizado, porque es anónima; se reparte en nocturnidad y normalmente en condiciones furtivas.  Es decir, se puede saber con alguna certeza, el grupo, el personaje o el sector que la ha encargado y la ha esparcido. Este sector o personaje u organización, puede ser un partido polí­tico opositor (pero así­ como puede ser equis, también zeta) o un sector representativo muy especial de la población… aunque también la autorí­a se le adjudique  –sin embargo– a un loco en solitario. Todo puede ser.

La propaganda negra, por lo general, es burda, hecha a la carrera, no deja rastro y ataca la vulnerabilidad del objeto de su ensañamiento. Es sumamente peligrosa, porque en la mayorí­a de los casos, da en el blanco: pega donde más duele. Sin embargo, mucha de esa propaganda negra, circula en ciertos sectores que ya han definido su afición a ciertas corrientes partidarias y sirve –en la mayorí­a de los casos– para entretener a sus receptores. Pero la idea original de la propaganda negra señala con toda certeza: –pega, pega… que algo queda. Y a veces puede ser devastadora, en especial para la moral de quien la recibe. Desencanta. Perturba. Disgusta.

De la propaganda blanca sabemos claramente cuál es su origen y se conoce su fuente directa; está totalmente identificada en un proceso electoral. La propaganda blanca es muy  parecida a la publicidad, es pura manipulación de sentimientos y miedos enraizados. Y aclaremos, la propaganda es polí­tica o religiosa; la publicidad es comercial. Sin embargo, la publicidad se está pareciendo cada vez más a la propaganda, porque busca la afiliación total a la marca… y  muchas de sus técnicas y reglas básicas las extrae del plano ideológico.
    
En tanto, la que es muy peligrosa y poco se habla de ella es la “propaganda gris” y es definida por los teóricos como aquella cuyo origen pretende hacer ver su neutralidad a pesar de provenir de fuentes enemigas y cuyo contenido pretende precisamente desinformar con informaciones que son difí­ciles de validar o que son totalmente falsas, pero ese extremo no se puede probar en forma inmediata.

Esa, esa es la peor de las propagandas, muchas veces encubierta de informaciones completamente inocentes o de opiniones personales muy respetadas. De esas están llenos los periódicos, los noticieros de radio y la televisión informativa. Hay modernos “maquiavelos” que  manipulan las conciencias (como lo hicieron en su momento Joseph Goebbels o Edward Bernays) que dirigen sus mensajes emocionales como flechas, sabiendo cómo tocar los resortes que les permiten obtener magní­ficos resultados. 
    
La manipulación consciente e inteligente de hábitos y opiniones de las masas de este siglo XXI, es un elemento que debemos discutir abiertamente en la sociedad democrática, porque esos “Magos” pueden constituirse en un gobierno invisible que puede moldear nuestra mente y regir los destinos de nuestros paí­ses. De hecho, quienes determinan nuestros gustos o dictan lo que debemos hacer con el consumo de productos o servicios, “aplican” con toda propiedad reglas y normas sociales que conocen desde hace mucho tiempo. El problema es que ese poder real de comunicación persuasiva sea trasladado al plano polí­tico, por medio de  la propaganda, sea negra, blanca o gris. De hecho, así­ es… pero hay que desenmascararlos.