En el penúltimo día del campo de entrenamientos, Mike Shanahan mencionó una estadística que muestra lo mucho que él ha cambiado a los Redskins de Washington.
«Puedo decir esto. No he tenido (que imponer) ninguna multa», indicó el entrenador.
Shanahan dijo que en su primera temporada en Washington emitió más multas de las que tuvo en cualquiera de sus 16 años como entrenador en jefe de los Broncos y los Raiders.
Las infracciones, mantenidas a puerta cerrada, fueron sintomáticas de una organización de los Redskins que fue una verdadera telenovela, un circo semanal que se tradujo en el último lugar divisional por tercera vez consecutiva. Las sagas de Albert Haynesworth, Donovan McNabb y Clinton Portis estuvieron por encima de todo.
Esos tres ya no están, como parte de una purga de veteranos que resultaron improductivos, delicados, desubicados o que simplemente se están volviendo viejos.
Shanahan salió de compras y ha remodelado al equipo a su gusto, buscando jugadores de buen comportamiento que encajen en sus esquemas ofensivo y defensivo. La alineación proyectada para iniciar tiene siete cambios al ataque y cinco a la defensa respecto a la que inició el primer juego del año anterior.
«Quieres un equipo disciplinado. Quieres un equipo bien acondicionado. Quieres un equipo en el que todos vayan en la misma dirección», dijo el entrenador. «Todos estamos tratando de hacerlo».
El primer año de Shanahan en la capital estadounidense fue duro. El récord de 6-10 igualó su peor registro como entrenador en la NFL, mientras intentaba establecer una nueva ‘cultura’ por dentro de una organización que ha carecido de conducción firme durante más de una década.
«Siempre que vienes a una organización, te toma un año sólo para darte cuenta de quiénes serán tus jugadores en la temporada siguiente», agregó el coach, al explicar que ahora los integrantes de la organización se encuentran más en la misma página.
Si nada raro sucede, los cambios de Shanahan significan que los Redskins no deben generar muchos titulares por temas extradeportivos en 2011. La respuesta de los jugadores es otra: Ya es hora.
«Necesitamos empezar a ganar juegos y olvidar todo el drama por el que hemos pasado cada año», dijo el linebacker Brian Orakpo, quien fue seleccionado al Pro Bowl.
Claro que no porque los jugadores se presenten a tiempo para las reuniones eso significa que automáticamente van a ganar muchos partidos. Aunque hay algunas mejoras notables, sobre todo en una defensa que fue la número 31 de la liga, los Redskins han sido escogidos de manera generalizada para concluir en el último sitio de la división Este de la Conferencia Nacional.
Mucho del escepticismo circula alrededor de la confianza que Shanahan les tiene a los quarterbacks John Beck y Rex Grossman. Beck no ha jugado en partidos de temporada regular desde 2007, mientras que Grossman no ha visto mucha acción en años recientes y todavía es conocido por su tendencia a perder balones.
De manera superficial, se ve como el descarrilamiento de un tren a punto de ocurrir —Grossman fue ridiculizado por comentar nivel nacional, «De verdad siento que este equipo ganará la división Este_, pero no podría ser mucho peor que McNabb, quien nunca se vio cómodo y buscó la manera de dejar al equipo no obstante la inversión que los Redskins habían hecho para obtenerlo.
Pero Shanahan cree que Beck y Grossman son capaces. «Pongo mi reputación en juego en que estos hombres pueden jugar», se aventuró a decir. A una semana del inicio de la campaña, Grossman había tenido más jugadas en el campo, pero ninguna decisión se había tomado sobre la titularidad.
Las expectativas para los Redskins han sido tan bajas que sus entrenadores y jugadores están utilizando eso como su motivación. Hasta ahora, el lema extraoficial de Shanahan es: «Hablar es de mal gusto».
«Después de tener marca de 8-8 cuando estaba en Denver, nadie nos había escogido para llegar a los playoffs y nosotros no hablábamos. Tuvimos 13-3», recordó Shanahan. «Les digo a nuestros jugadores que no importa en dónde te pongan los demás. Tu juego dictará tu posición al final de la temporada».
Entre los jugadores llamados a hacer aportaciones importantes están los experimentados wide receivers Santana Moss (93 recepciones, 1.115 yardas en 2010) y Donte’ Stallworth, así como el joven y prometedor Terrence Austin; el running back novato Roy Helu; el linebacker y líder defensivo London Fletcher (136 tacleadas) y Orakpo (8,5 capturas de quarterback).
Pero por encima de ellos, Beck y Grossman.
Así las cosas, después de un año de darle forma y moldear al equipo, ¿siente el entrenador que tiene los jugadores para poder desafiar a los pesimistas?
«Como dije, hablar es de mal gusto», respondió. «Ustedes nos verán en el campo».