¿Ejército retoma el terror?


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¿Cuántos serán los intereses económicos de los narcos, industriales, comerciantes, depredadores de madera, tratantes de personas, que se “mueven” en Petén, como para llegar a uno de los extremos más deleznables como lo es expulsar a familias enteras de campesinos para que no sean testigos de los “negocios que por ahí­ se realizan?

Fernando Mollinedo
fermo@intelnet.net.gt

 


     Y como en el pasado, el “glorioso” Ejército de Guatemala retoma su papel de guardián y verdugo al tomar acción en contra de una población campesina desarmada, constituida en su mayorí­a numérica por niños y mujeres que supuestamente representan un peligro para el Estado de Guatemala.

Lo anterior se desprende de las informaciones internacionales que pintan a la institución castrense guatemalteca como la ejecutante de acciones ordenadas -por supuesto- por el alto mando del Ejército con el consentimiento de la Presidencia de la República de Guatemala, ¿o no es así­?

Justificaciones institucionales habrá muchas, tales como que dicha acción fue tomada en nombre de la seguridad interna del Estado, de la defensa del territorio nacional, de la erradicación del crimen organizado y otras que ya están trilladas de tanto oí­rlas.

Da vergí¼enza ver en los telediarios mexicanos las condiciones en que viven este grupo de guatemaltecos en territorio mexicano, presas del pavor de ser ejecutados en nuevas masacres por el hecho de ser campesinos que habitaban en una tierra que ha sido “”tomada” por grupos delincuenciales a quienes les estorba su presencia en dichos lares. ¿Qué dice el señor Comandante General del Ejército de Guatemala, ante esta situación? ¿Fueron órdenes suyas? ¿Cuál es el peligro que representa esta comunidad para la Patria? ¿Quién dio la orden para dejar “limpio” dicho territorio? ¿O son mentiras lo que han publicado los noticieros mexicanos?

Es necesaria una amplia explicación a la sociedad sobre los extremos de dicho desalojo, expulsión o destierro de los pobladores peteneros; debe aclararse los aspectos legales que fundamentaron la misma, y sobre todo, de haber sido así­, proporcionar un cuidado digno a los niños, ancianos y mujeres de dicha comunidad. OJ-ALí que no principie con esta acción la nueva escalada de “mano dura” “tierra arrasada” o “quitarle al agua la pez” en el territorio nacional y en especial para darle a los narcotraficantes esas tierras peteneras.

Ya es tiempo que las instituciones de “seguridad”  traten con respeto y dignidad a los campesinos guatemaltecos en todo el paí­s; NO SON ciudadanos de tercera, cuarta o quinta categorí­a, además, sus miembros son extracción social de dichas comunidades campesinas.

Pareciera que para las actuales autoridades gubernativas la lección de los 36 años de guerra cruenta ¡fue infructuosa!,  Entonces… ¿Qué podemos esperar para un futuro próximo? ¿Ya están retomando el camino?