“LO QUE LAS LEYES NO PROHíBEN, PUEDE PROHIBIRLO LA HONESTIDAD†Sí‰NECA.
Aquí ni las leyes, ni la honestidad prohíben nada porque tenemos el defecto (o cualidad) de que todo nos viene del norte y somos la perfección absoluta de cómo se puede mentir con facilidad y elocuencia. Los muertos acarrean basura y los ladrones usan tacuches de ladrones. Igual que los criminales.
Estamos, pues, por cumplir con alegría y contento, sobre todo para los que van a ganar, un proceso electoral que se produce cada 4 años, cuando debía de ser cada 4 siglos, si no fuera porque algo llamado democracia lo dice. Una democracia que ha sido la madre de las peores injusticias y las grandes dictaduras, cubiertas por el ropaje de la libertad y el bla, bla, de los nuevos políticos con mañas más que viejas, centenarias diría yo.
¿Y ahora qué? Si hay una segunda vuelta quedará el ganador de la sabrosa fruta codiciada llamada “la guayaba†para que la violencia, la pobreza, la falta de educación y salud sigan adelante con paso de vencedores, en tanto el triunfador, como ocurrió antes y ocurrirá mañana será más millonario que nunca al igual que sus allegados. Aquí el campesino seguirá explotado, los “líderes†como Joviel Acevedo y Luis Lara manipularán a un grupúsculo de gentes para obtener más dinero y privilegios, los diputados serán los mismos, aunque algunos pocos cambien de cara. Y lo que es más importante, los millonarios eternos en esta tierra de la eterna desdicha seguirán por la ruta de los privilegios, y los bancos ya no ganarán mil setecientos millones de quetzales en seis meses, los azucareros no subirán el precio del azúcar en 25 o 35 centavos, sino será mucho más, la carne y el pollo también solo los veremos en Walmart y una que otra tienda porque no podremos comprarlos… Es decir, contrario a aquella linda canción, aquí nada cambia, ni siquiera los alcaldes que “ya estaban cansados de estar en la comodidad de su municipalidadâ€, la de él solito, la del adorador de dictadores, prepotente y abusivo que puede tener cualquier nombre, Ubico, Carrera, Hitler o Arzú.
Anhelo que pase ese 11 maligno que ya dejó atrás a aquel 666 que muchos creían representaba al que le dicen el maligno, o satanás o el demonio, que bien podría ser un político, un cura o un pastor o cualquier vecino lujoso de los que dilapidan el dinero que nos han robado con la misma desfachatez de los que no tienen ni moral, ni valores.
Usted irá a votar el otro domingo y puede llevar a su familia porque el espectáculo es gratis. Verá payasos sonrientes, muchachas glamorosas, desesperados perdedores y a los mismos criminales que llevan siglos burlándose de un pueblo ingenuo o pendejo, que cada 4 años cree que renació el Mesías.
Así ocurre en todos los pueblos y si alguien piensa en la existencia de Dios, indudablemente creerá que este ser divino e iluminado se equivocó al crear al hombre, porque es algo que a la Tierra no le ha servido para nada, absolutamente para nada. Cualquier animal de una especie inferior tiene la ventaja de limitar sus instintos; lógico, nosotros tenemos algo que llamaron inteligencia y que ha destruido, sin una gota de conmiseración, al planeta en que vivimos. Es nuestro instinto asesino, que no nació para crear sino para destruir.
Por eso, vaya sin cuidado y sin prisa el 11 de septiembre a cumplir con su deber cívico a elegir por cuatro años, a los que no seguirán llenando de inmundicia, depravación y antivalores. ¿Y después de qué se queja? Si nosotros los elegimos y lo peor es que no aprendemos.
LO íšNICO BUENO. Hay que ser positivo después de esta nota tan negativa y lo bueno de las elecciones es que se quitará la inmunda basura de la propaganda. Si no la quitan los políticos, hagámoslo nosotros… a pedradas.