Viaje por el Polochic


factor-mendez

Hice un viaje por varios municipios de Alta Verapaz, región poblada por mayorí­a maya quekchí­ y pocomchí­. Empecé en Tactic para llegar a Panzós. En el trayecto saliendo por San Julián, durante un recorrido de unas cuatro horas por una ancha carretera de terracerí­a en construcción; entre microclimas con largos tramos de aguacero, fango, hoyos por doquier, derrumbes y contraste de sol, resequedad y polvo excesivo; pasé por la Tinta, Telemán y Panzós, municipios de la conflictiva región del Polochic, escenario histórico de sangrienta represión del Estado, oligarcas y terratenientes, así­ como resistencia y lucha de los pueblos originarios, por el uso, defensa del territorio, respeto a su identidad étnica y cultural.

Factor Méndez Doninelli

 


Llegando a Panzós, es contrastante ver la monumental infraestructura del ingenio Chabil Utzaj y hasta perder la vista, miles de caballerí­as sembradas con caña de azúcar, muchas de las cuales les fueron arrebatadas con violencia a las comunidades mayas; de hecho, están marcadas con sangre indí­gena y campesina, ahora destinadas a cosechar materia prima para producir agrocombustibles, un meganegocio de oligarcas nacionales con socios extranjeros; que pone en riesgo  la seguridad alimentaria de los seres humanos.

En comunidades rurales, es palpable la inmensa desigualdad y discriminación social existente; niños trabajadores desnutridos, harapientos y descalzos, poblaciones sin agua potable. Estuve en los ranchos, hechos con varas de caña, carentes de servicios y condiciones de vivienda digna. Lugares olvidados donde la niñez y juventud no tienen acceso a estudios básicos por falta de establecimientos educativos. Esa lacerante realidad social y económica, producto del sistema capitalista, contradice el discurso del bien común.

Percibí­ temor entre la gente por la presencia constante de hombres armados al servicio de los propietarios del ingenio azucarero y de otros terratenientes nacionales y extranjeros, quienes intimidan a los pobladores. Aunque es perí­odo electoral propicio para el ejercicio de derechos polí­ticos y ciudadanos, constaté que afiliados del partido UNE, portan pistolas en la cintura, provistos cada quien de dos o tres tolvas; supe de amenazas e intimidaciones contra dirigentes comunales por parte del partido de mano dura. En tales condiciones, creo que estos hechos limitan la participación ciudadana, restringen los derechos polí­ticos y libertades de la ciudadaní­a garantizadas en la Constitución Polí­tica de la República. Esas situaciones concretas que están ocurriendo en esa región, ponen en duda la libre elección y participación del ciudadano, la pureza electoral e institucionalidad democrática.

En esos lugares la contaminación visual por la propaganda electoral, es menos saturada y ostentosa que la que uno ve en los grandes centros urbanos. En las comunidades rurales es casi nula e inexistente la presencia propagandí­stica de los partidos polí­ticos. Por lo que conversé con los habitantes, deduzco que los polí­ticos tradicionales, no son bien recibidos en el área rural. Los observadores electorales deben estar presentes en los centros de votación de esa región, pues en algunos municipios, comités cí­vicos disputan con los partidos polí­ticos el poder municipal, que los segundos temen perder como nicho de tráfico de influencias y corrupción.

P.S. Mañana se cumplen 29 años de impunidad por la masacre de indí­genas  quekchí­es en el caserí­o SEGUAMí“, CHAJBELí‰N, CAHABí“N, Alta Verapaz 1982.