Dice el refrán: “El tiempo perdido hasta los santos lo lloran†y vaya si no es verdad. Las pocas estadísticas que existen en el país indican que cuando inició el actual gobierno en el 2008, la PNC contaba con 19 mil miembros y en el 2011, si mucho existen 24 mil 500. Con esto más, el incremento del 29 por ciento, está demostrado que no ha sido útil para combatir la delincuencia, mientras tanto la sociedad sigue contratando servicios privados, los que sin ser ninguna maravilla suman actualmente más de 120 mil elementos.
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Pero la cantidad de policías no es lo más importante, sino la formación y capacitación de cada uno de ellos. ¿De qué sirve tener 8 mil elementos promedio, que según dicen están permanentemente velando por la seguridad ciudadana, sin contar con un efectivo adiestramiento ni con la organización indispensable demostrando que, cuando se les necesita, no satisfacen los mínimos requerimientos físicos, de tiro, de defensa personal, ni siquiera de la más lógica y elemental listura?
No es extraño entonces verlos llegar quince o treinta minutos después que hayan llegado los bomberos al sitio en donde se cometió un delito, algunas veces provocado por elementos de las policías privadas que siguen haciendo de las suyas. ¡Vean qué caso! Sin embargo, los presidenciables no pasan de repetir los títulos de los programas sin contar todavía con un plan bien estructurado para combatir con eficacia a la delincuencia.
A estas alturas, la población guatemalteca debió haber estado totalmente enterada y encantada de conocer, tratar y hasta discutir con los colaboradores del binomio las propuestas que buscarán resolver con soluciones adecuadas el problema de la inseguridad ciudadana y no solo citar números sin ninguna forma o fondo. ¿O los guatemaltecos vamos a seguir sin contar con el sobrado derecho y obligación de encontrarlas conjuntamente, a pesar de que seguimos siendo los que aportamos buena clientela a los hospitales, médicos, psicólogos, funerarias y cementerios?
Sin duda puedo asegurar que nadie quedó satisfecho con las pobres respuestas dadas por los candidatos presidenciales en un reciente foro, a la pregunta de un moderador pobremente enterado de la problemática de seguridad del país. Seguimos oyendo solo propaganda sin ir al fondo del asunto, llamándolas Guardia Nacional, reorganización, reestructuración o como se quiera, pero sin plantear soluciones que busquen arrancar de raíz la corrupción y la impunidad, lo que nos llevará a seguir viviendo en el país en donde los delincuentes han sentado sus reales, lo que viene ocurriendo desde cuando Arzú trató de “reciclar†la antigua Policía.
En consecuencia ya no debiéramos permitir que se siga perdiendo lastimosamente el tiempo. La seguridad ciudadana es el problema número uno en el orden de prioridades de cualquier gobierno consciente que aspire a gobernarlo, entonces, ya es hora de que la población reciba un plan claro y bien definido para resolverlo ¿o será mucho pedirle a los candidatos?