LA VIOLENCIA A LO MíXIMO


Ha crecido en razón de la indiferencia a la niñez y la adolescencia en los hogares desintegrados; y por las gentes desde los de cuello blanco y pluma fuente, hasta las de azadón, sin camisa; desde las damas de posición, maquilladas, hasta las curtidas al sol que también explotan, quizás más alto que los propios sistemas bancarios en los mercados y tiendas. Es la caracterí­stica del siglo con su secuela de tragedias, muerte y desesperación en todos los niveles de la sociedad, o a donde se dirija la vista.

Santiago Villanueva Gudiel
svillanuevagudiel@hotmail.com

 


Desde los altos a los del bajo y mismo mundo; que se olvidan “que alto está mirando sobre alto y uno más alto está  sobre ellos” y todos, ante la violencia o maldad, debemos ser medidos con el mismo rasero, cualquiera sea la edad, equiparándolos a ser responsables ante la ley, y no importen posiciones económicas bien o mal habidas, ante los jueces que también hacen lo mismo, y no son igualmente justos  o morales. Ahora hasta el Ministerio Público discute su moralidad; pero también,  hay los que sorprenden con su justicia y los que asombran por los juicios que emiten, que ni de su religión aprenden ni se les enseñó.

La violencia contra las personas, las cosas y los bienes tienen hoy múltiples orí­genes y manifestaciones de maldad. Es usar la fuerza y conminar al temor en vez de subir la educación popular. Un ejemplo: en la Terminal de Centra I, del Transmetro  nos dicen “¡Aquí­ no le vendo ni me compre porque es prohibido!” Esa ya es cultura municipal. 

Existe la violencia y extorsión comercial, la que les hacen de adentro a fuera subiendo los precios desconsideradamente, más que los sistemas bancarios; y la que les hacen de afuera por la misma consecuencia, con  la implacabilidad del corazón sin clemencia, sin pensar que también su familia y hogar tendrá igual dolor, tristeza y angustias económicas que las que ellos producen en unos y otros, acaso más temprano que tarde.

Peor en  la violencia polí­tica en la resistencia reciente a la Constitución, a las leyes y el medio ambiente, como  en la ironí­a de los salubristas que lo contaminan, y abandonan sus trabajos; lo mismo que los “mentores” que educan a nuestros hijos a hacer bloqueos contra la libre locomoción y el comercio con malos ejemplos y los abandonan; y el Estado les mantiene su paga y les promete más, con la violencia conminatoria de la mentira.
 
Y qué decir de la violencia que se hace en el malgasto del Tesoro Público por el Ejecutivo y exigirle más y más al Legislativo que actúa retardatario, impávido, frí­o, indiferente ante los que se mueren sin tener con qué comprar para comer, ni cómo curarse en los hospitales y se eduque en las escuelas por mandato de dos o tres aspirantes a presidentes y diputados a reelegirse, después de no haber aprendido  nada, nada de la Constitución en ocho o doce años. Y sin pensar en ser ejemplos en rebajarse salarios para bien de los demás.
 
Violencia igual es la que hacen las empresas explotadoras del sistema de electricidad, y agua potable, a la que a la vez ellas obligan a las comunidades aún con su propio sacrificio, y ¡ante la risa de los empresarios cuando están diciendo por televisión y en pleno invierno torrencial, que hay falta de agua!
 
Es violencia el aumento a lo alimentario con  ganancias inhumanas o sobre las fijadas por las dependencias o que debieran de hacerlo para su control, o castigarlos. En fin ahora los inferiores mandan a los superiores, y los pájaros les tiran a las escopetas. Así­ Â¡Cómo no va a aumentar la violencia!