Retratos de mujeres mayas con cámara afgana antigua


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Las mujeres miran a la cámara pacientemente desde la oscuridad, sus collares de plata y sus tocados de tela les dan un aire de realeza.

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Por JACK CHANG

Algunas sombras fantasmales se posan sobre sus rostros en las fotografí­as blanco y negro, mientras que el brillo difuso de la luz recuerda imágenes de otra época.

El fotógrafo Rodrigo Abd viajó en julio a la ciudad de Cobán, en medio de las montañas, para fotografiar a las mujeres que tratan de convertirse en la Reina Indí­gena de Guatemala, quien recibe la distinción por ayudar a mantener viva la gran herencia maya del paí­s.

A su vez, Abd trataba de mantener viva una tradición del otro lado del mundo al utilizar una cámara con una caja obscura de madera que habí­a comprado en Afganistán.

Abd, nacido en Argentina, es parte de un movimiento mundial de fotógrafos que están retomando el uso de cámaras fijas con cajas oscuras de madera, que usan tecnologí­a del siglo XIX y con las que se producen fotografí­as instantáneas, luminosas y nostálgicas.

Colocó la cámara en una reunión del ayuntamiento municipal e invitó, una a una, a las participantes en el concurso para que se sentaran frente a un fondo negro. Las mujeres se mantení­an quietas, hasta por dos minutos, mientras que Abd tomaba las fotos con la luz que entraba directamente por el lente sobre el papel fotográfico dentro de la caja de la cámara.

Después producí­a una impresión en negativo de la foto al pasar el papel fotográfico por el revelador y fijador dentro de la caja. Finalmente repetí­a el proceso para hacer una impresión en positivo.

El largo tiempo de exposición que se necesita para fijar las imágenes generó expresiones serenas y pensativas de las mujeres, lo que las hace parecer de otra era, casi como retratos en la pared de un templo.

«No se pueden hacer gestos muy expresivos», dijo Abd. «Estás frente a una cámara fija, necesitas estar tranquilo y dejar de moverte».

José Sierra Lemus, el organizador del concurso, dijo que las fotografí­as le recordaban imágenes antiguas.

«Fue muy fuerte para mí­», dijo Lemus. «La idea fue tomar fotos de estas mujeres en sus trajes y recordarlas».

La ganadora del concurso de este año fue Rosa Lidia Aguare Castro, de 23 años, originaria de Santa Lucia La Reforma.

Aguare Castro dijo que ella y las otras concursantes hablan quiché y tratan de aprender las antiguas danzas de sus comunidades.

Durante el concurso, la ganadora llevó un tocado de lana sobre la cabeza. Al igual que otras participantes bailó y explicó en su idioma materno y en español cómo era su vida como maya del siglo XXI.

En un paí­s donde 40% de la población se identifica como indí­gena, el tí­tulo de Reina Indí­gena Nacional es un gran honor, igual o más prestigioso que convertirse en Miss Guatemala.

«Es importante porque en Guatemala hay muchas influencias que vienen de afuera», dijo Aguare Castro. «Este festival protege todo, las danzas tradicionales y costumbres de Guatemala».

Abd dijo que las cámaras oscuras también están amenazadas en Afganistán por las influencias externas. Cuando Abd visitó ese paí­s en 2006, vio a muchos fotógrafos callejeros usando esas cámaras para pasaportes y retratos, pero durante una visita cuatro años después Abd se dio cuenta de que las cámaras digitales se habí­an apoderado del mercado y que era raro ver los equipos antiguos.

Las cámaras digitales se hicieron cada vez más baratas y populares en el mundo en esos años, mientras que las cámaras viejas dejaron de usarse, dijo Abd.

Aprender los procesos metódicos de las cámaras oscuras ha sido una revelación, dijo Abd.

«Me gusta bastante la idea de hacer esos retratos de esta manera porque estoy regresando a la idea de la fotografí­a sin iPhones o ese tipo de tecnologí­a moderna», dijo Abd. «Se trata de tener esa conexión con la gente que estoy retratando porque ellos tienen que estar completamente quietos y pasar un poco de tiempo sólo conmigo, viéndome con mi cámara».