En el año 2000 los científicos sociales Edelberto Torres Rivas y Horacio Boneo publicaron su libro ¿Por qué no votan los guatemaltecos?, algunos de cuyos enunciados tendrían vigencia 11 años después, aunque se han añadido factores específicos propios de la actual campaña electoral calificada de “atípica†por varios analistas.
Insisto en afirmar que la mayoría de los guatemaltecos no elegimos sino que sólo votamos, generalmente para cumplir un deber y no por alguna identificación ideológica, de la que carecen los partidos políticos, casi todos de derecha, desde la moderada hasta la extrema neofascista, excluyendo la candidatura de la doctora Rigoberta Menchú; pero coincido con la premisa de los autores del libro en cuanto a que votar es la forma más significativa del proceso electoral, y de ahí que el grado de participación o abstención en las urnas adquiere sentido especial al otorgar o restar legitimidad a los partidos políticos y sus candidatos.
Al tomar como referencia las elecciones generales de 1999, los sociólogos Torres Rivas y Boneo arribaron a la conclusión que el abstencionismo electoral es el resultado de diversos factores que se combinan y refuerzan. Unos son de naturaleza individual, y los otros, de carácter estructural y sistemático; pero el síndrome de la abstención afecta en mayor o menor grado a todos los grupos sociales: hombres y mujeres, jóvenes y adultos, indígenas y ladinos, alfabetos y analfabetos.
Sin embargo, la importancia cuantitativa de esos grupos es muy diferente, de suerte que constituyen el núcleo central de abstencionismo los siguientes aspectos: A) Los ciudadanos no inscritos en el patrón electoral, o sea el abstencionismo primario, significativamente mayor que el secundario (los que sí se inscriben, pero no votan). B) Las mujeres. La abstención femenina tiene múltiples causas; pero la primaria es uno de los factores centrales.
En los años recientes, empero, se ha incrementado la participación de la mujer, pero mayoritariamente como elemento de base, con poca representatividad en la dirigencia partidaria y en los organismos de Estado, incluyendo el Congreso y las municipalidades, aunque ahora hay tres candidatas presidenciales y tres vicepresidenciales.
C) Los jóvenes. Constituyen el tercer grupo en que se concentra la abstención. Entre los 18 y los 24 años vota menos de un tercio de los aptos para hacerlo. íšltimamente se ha registrado mayor participación juvenil en movimientos políticos y sociales, pero su incidencia es más burguesa y significativa en la capital y uno que otro centro urbano.
Finalmente entre los abstencionistas se incluye a los trabajadores migrantes originarios del Altiplano que el día electoral se encuentren laborando en la Costa Sur, y a los compatriotas que residen en Estados Unidos y México.
Según datos oficiales, se empadronaron 7.380.810 ciudadanos, y se presume que el abstencionismo será superior al 40 %, o sea que acudirán a las urnas alrededor de 4 millones, y se estima que aproximadamente 400 mil votarán nulo o en blanco, aunque podrían aumentar a causa del llamado de la excandidata Sandra Torres a sus seguidores, para que anulen su voto en el caso de los aspirantes presidenciales.
Además se ignora el fallo que eventualmente emita la Corte de Constitucionalidad en relación al doctor Harold Caballeros y la postura que éste asuma si su candidatura es denegada, o los votos que atraiga si es aceptada, porque ciertamente la Corte Suprema de Justicia resolvió a su favor, su candidatura se encuentra en un impasse por si alguien apela esta sentencia.
(El activista Romualdo Tishudo, al presentar en un mitin al candidato presidencial, pondera sus virtudes y afirma: -¡Es tan bueno que si no le han salido alas como a los ángeles es por falta de calcio!).