Atreviéndonos a abrir más caminos


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Muchas veces la democracia sólo es reconocida como el proceso que se da cada cuatro años en el paí­s. Ha sido reducida a una democracia en su sentido mí­nimo, limitándose a la elección de candidatos que no representan las demandas de los diversos sectores de la población.

Zaira Laí­nez Carrasco
masmujeresmejorpolitica@gmail.com

 


El gran problema con nuestra democracia es que… ¡no nos representa! Al menos, no a la mayorí­a de mujeres, jóvenes y pueblos indí­genas. En el actual contexto electoral, ¿de qué nos sirve contar con más de 20 partidos si con ninguno nos identificamos? De igual manera, de casi nada nos sirve ver más jóvenes y mujeres en la publicidad, si, por un lado, no tienen posibilidades reales de ser electos, y por el otro, se trata de personas dispuestas a reproducir el sistema, el cual alimenta las mismas formas de dominación, machismo, discriminación, desigualdad e inequidad.

Se proponen caras nuevas -y no tan nuevas- no obstante, es necesario reflexionar si esta “inclusión” en los partidos representa también nuevas ideas o si se trata de personas ya “normalizadas” con el sistema y que además, sirven para el marketing. Quisiera ver más jóvenes planteando agendas en las cuales se discutan temas de fondo desde su propia perspectiva, que partan del saber que no se pueden referir a una juventud, cuando existen diversas juventudes, principalmente en un paí­s como Guatemala.

Cabe mencionar que los progresos en la historia se han dado gracias a  nuevas generaciones que han desenmascarado la “normalidad” que se esconde detrás del funcionamiento de los sistemas. El hecho que hoy en Guatemala el tema de la equidad de género y la lucha por los derechos de las mujeres esté posicionado –aunque aún no comprendido ni aceptado por una mayorí­a- se debe al trabajo de miles de mujeres que lo han venido reivindicando desde sus diferentes espacios. Mujeres que se han atrevido a ser transgresoras, a retar las normas y han salido del ámbito privado –al que hemos sido relegadas- para pasar al ámbito público, desde donde nos hacemos más visibles y buscamos una lucha con mayor incidencia.

Creo que a las mujeres jóvenes nos toca sacarle el jugo a este camino que ha sido abierto por tantas compañeras. Creo que contamos con cierta ventaja, pues los caminos están más transitables que antes, pero así­ como las generaciones pasadas sumaron y siguen sumando a esta lucha, a nosotras nos toca abrir nuevas brechas y seguir avanzando.

Uno de los puntos para continuar con esta lucha es la reivindicación por la participación polí­tica de las mujeres. Como la mitad de la población de este paí­s, debemos exigir expresiones de representación real en aquellos puestos de toma de decisiones de lo público. Así­, además de exigir el cumplimiento de nuestro derecho de elegir y ser electas, debemos visualizar las demás formas de hacer polí­tica desde cada uno de nuestros espacios y en la cotidianidad. Y claro está que para fortalecer estos procesos de ciudadaní­a activa, especialmente de las mujeres y las más jóvenes, es imperante exigirle al Estado la generación de condiciones básicas para el desarrollo humano de las y los guatemaltecos.