Recursos para seguridad


El presidente Colom plantea la necesidad de incrementar los ingresos mediante una reforma fiscal si queremos mejor seguridad, pero no atinan a explicar cómo es que habiendo tantas carencias, se transfirieron el año pasado más de quinientos millones de quetzales del presupuesto del Ministerio de Gobernación a otras dependencias, especialmente a programas de cohesión social.


Abrumados por el lógico reclamo de la población, Colom y sus funcionarios tratan de explicar que no se ha transferido dinero, sino que se trata de «espacios presupuestarios», pero lo que hacen es trasladar esos «espacios» para que sean otras dependencias las que puedan gastarse el dinero. De conformidad con las normas del presupuesto no se puede erogar dinero sin que exista una partida presupuestaria para canalizar los recursos, y sucede que lo que hacen es sustraer partidas de los ministerios para que puedan abrirse los «espacios» a fin de que el dinero lí­quido de las cajas de Finanzas pase a ser administrado por la esposa del Presidente. Sin duda les da tanta vergí¼enza el manejo que han buscado eufemismos para disfrazar la acción pretendiendo engañar a la gente con la idea de que no se transfiere dinero, sino simplemente espacios y techos presupuestarios.

Pues claro que para transferir el dinero lo que se hace es transferir partidas del Presupuesto General de la Nación, tal y como se ha hecho con el Ministerio de la Defensa para clavarse los fondos que no son objeto de fiscalización por ser «gastos militares». Pero eso significa que el dinero que tení­a asignado Gobernación para gastos de la PNC ya no se puede usar con ese fin, porque la partida desapareció y fue trasladada a Cohesión Social. No era dinero que sobrara, sino que simplemente era dinero que necesitaba la señora de Colom para sus programas y por eso se desviste el santo de la seguridad para vestir el santo de la cohesión.

No podemos caer en el engaño de que no se sacó dinero de Gobernación, puesto que si las partidas hubieran quedado como originalmente estaban, la PNC pudo gastarlas en lo indispensable. Y el dinero fue, efectivamente, gastado por la señora de Colom porque ella sí­ que no deja nada sin ejecutar.

Creemos que es necesario llamar las cosas por su nombre y si al pan le decimos pan y al vino le decimos vino, a las transferencias de partidas hay que entenderlas como traslado de dinero para ser gastado. ¿Acaso alguna de esas transferencias se quedó como un espacio o techo presupuestario sin ser utilizado? Ese es, al final de cuentas, el meollo de la cuestión.