El ejército tunecino hizo disparos de advertencia al aire durante una marcha de protesta en la capital de la nación norafricana hacia la sede del partido del gobierno derrocado, en tanto varios ministros renunciaron al partido en un intento desesperado por conservar sus puestos.
Los manifestantes han criticado al nuevo gobierno de unidad anunciado el lunes, por estar integrado por políticos de la guardia vieja. Insisten en que el cambio democrático es imposible si los seguidores del derrocado presidente Zine El Abidine Ben Alí siguen en el poder y desean que el partido sea disuelto.
Frente a la sede del partido, el ejército disparó unos 10 proyectiles al aire, provocando la fuga de una parte de la manifestación, ruidosa pero pacífica, pero otros permanecieron en el lugar, coreando «Â¡Abajo el RCD!»
Los disparos pusieron fin a unas horas de calma relativa. La Policía permitió que los manifestantes se concentraran en torno del ministerio del Interior el jueves por la noche a pesar del toque de queda vigente.
Desde la caída de Ben Alí, tras una insurrección popular provocada por la falta de empleos y la corrupción generalizada, un gobierno interino trata de restaurar la calma en esta nación musulmana moderada, un popular destino turístico europeo sobre el Mediterráneo.
Aunque el gobierno de unidad incorporó por primera vez a algunos líderes de la oposición, los manifestantes dicen que las carteras principales siguen en manos de personas afines a Ben Alí.
Funcionarios del gobierno interino que pertenecían al partido depuesto renunciaron a éste el jueves, informó la agencia noticiosa oficial TAP. El primer ministro Mohamed Ghannouchi y el presidente interino Fouad Mebazaa habían renunciado al RCD a principios de semana.
En otro intento por aligerar las tensiones, el gobierno puso en libertad a todos los presos políticos.
La televisión nacional informó que por lo menos 33 familiares de Ben Alí fueron arrestados cuando intentaban huir del país y la procuraduría nacional inició una investigación de las cuentas bancarias, propiedades raíces y otros bienes de Ben Alí, su esposa Leila Trabelsi y otros familiares.
El gobierno suizo congeló todos los bienes vinculados con la familia Ben Alí el m8iércoles y calculó que funcionarios tunecinos tienen unos 620 millones de dólares en los bancos del país. En París, el grupo anticorrupción Transparencia Internacional y otras dos organizaciones presentaron demandas por corrupción contra Ben Alí y su esposa.
Un ministro del gobierno francés dijo que el director del banco central tunecino, Taoufik Baccar, renunció en medio de rumores de que la esposa del presidente huyó del país con un gran cargamento de oro.
El banco central tomó el control de Banque Zitouna, un banco propiedad de un hijo de Ben Alí, para proteger sus depósitos.