La frase que comúnmente escuchamos después de un partido de nuestra Selección de Fútbol es que «jugaron como nunca y perdieron como siempre», digna muestra de la sabiduría popular para calificar acertadamente la gran cantidad de frustraciones que ha padecido a lo largo de su historia. Por ello, después de uno más de tantos fracasos lo comparé con los resultados del gobierno actual, más todavía cuando el presidente Colom se atrevió a reiterar su exigencia por promulgar una reforma fiscal, sin siquiera haber pasado satisfactoriamente la prueba de eficacia y honestidad, al menos en la penúltima ejecución presupuestaria. De esa cuenta utilicé la expresión popular para el titular de este comentario ¡lo mismo de siempre!, pues no podrán discutirme los amables lectores que así han sido tanto los resultados de los eventos futbolísticos como los gubernativos.
Hablando de expresiones dignas de tomarse en cuenta, también hemos escuchado la que dice: «Sí a la reforma fiscal, pero no para este gobierno», puesto que es evidente que carece de méritos y de la credibilidad necesaria para gozar de semejante canonjía y que se castigue más a la ya de por sí deteriorada economía de los trabajadores quienes, desde los humildes hasta los más copetudos pagan sus tributos. Y que conste, lo anterior no se sustenta únicamente por las cuantiosas transferencias presupuestarias realizadas durante su mandato, a las que precisamente me referí en anterior comentario, sino porque lo acontecido el pasado viernes 14 de enero, reflejó a ojos de todos lo mal que se han estado administrando los fondos públicos. ¿Habrá algún trasnochado politiquero que haya concebido la desfachatez oficialista de utilizar hasta los autobuses de la Policía Nacional Civil para transportar a la gente que, denigrados por un viaje a la Plaza Mayor, por un bocado de comida y una bolsa de agua pura haya servido de parapeto a una campaña electoral?, ¿alguien imaginó ver semejante descaro para luego poner cara de «yo no fui» y pedir una investigación exhaustiva del abuso cometido? Comparto el criterio expresado por muchos, especialmente el de la Secretaria de Planificación, señora Karin Slowing, porque la población tenga que asumir muchos retos pendientes y que el tema de la reforma fiscal es ineludible si queremos tener un país distinto sin embargo, disiento totalmente de su criterio al asegurar que el tercer informe de gobierno haya sido un «cúmulo de logros». El guatemalteco de la calle comprende perfectamente que no se haya puesto a «hablar mal de su rancho aunque se esté quemando», pero eso no significa que sea verdad que el gobierno actual haya avanzado, que estemos cosechando frutos, que existan visos de recuperar empleos, como de poder resistir más crisis energéticas, económicas o financieras. Al contrario, ahora más que nunca hemos confirmado que hace rato tocamos el fondo del barril del cinismo más descarado que nuestra población haya visto en su historia.