El aeropuerto internacional Ben-Gurión de Israel es una fortaleza inexpugnable que para muchos representa el ideal de la seguridad aeronáutica frente a posibles acciones terroristas.
La instalación cuenta con puestos de inspección para vehículos, robots, vigilancia con circuito cerrado de televisión y un sistema controversial de clasificación de pasajeros, según su apariencia, todo en aras de la protección a los viajeros.
Sin embargo, los problemas no están detrás de esa reputación sino arriba del aeropuerto, surcando el cielo.
Estados Unidos ha clasificado la seguridad aeronáutica de Israel entre las peores del mundo, a la par de la de países como Bangladesh, República Democrática del Congo, Haití y Zimbabue.
En dos ocasiones en 2010, la fuerza aérea israelí despachó a toda prisa aviones caza para que interceptaran lo que temía fueran aeronaves hostiles, que al final resultaron ser aviones de pasajeros. Algunos pilotos incluso han expresado temor de que algún avión civil pueda ser derribado por error.
La rebaja de la calificación a la categoría de la seguridad israelí se ratificó en 2010 aunque se inicio en 2008 debido a otro par de incidentes que pudieron haber terminado en un desastre, dijo un funcionario de la aeronáutica israelí que solicitó el anonimato porque no estaba autorizado a hacer declaraciones sobre el particular.
«Esto deja mal parada a nivel internacional a la autoridad de la aeronáutica civil (de Israel)», dijo Giovanni Bisignani, jefe de la Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA por sus siglas en inglés), la cual trabaja de manera conjunta con autoridades y las empresas del sector.
Otras advertencias han provenido del interior. La agencia estatal israelí de supervisión del sector acusó al gobierno de no atender con celeridad las recomendaciones de la comisión de seguridad para corregir los problemas graves en el Aeropuerto Internacional Ben-Gurión.
Los principales problemas incluyen tecnología obsoleta, pistas muy cortas, congestionamiento del espacio aéreo que utilizan las aeronaves civiles y militares, y una autoridad de aeronáutica civil disfuncional.
Bisignani visitó en noviembre Israel, en parte para exigir a las autoridades que pongan al día sus medidas de seguridad aérea, las cuales contrastan con la intensidad con la que funciona el nuevo aeropuerto internacional que en 2010 dio servicio a la cifra sin precedentes de 3,5 millones de turistas y un número similar de viajeros israelíes.
Bisignani dijo a las autoridades locales que los pasajeros deben conservar la confianza en la seguridad de las aerolíneas israelíes, como El Al, Israir, Arkia y C.A.L. Cargo Airlines.
Bisignani también elogió «el gran historial de liderazgo» en seguridad que tiene Israel y señaló el «trabajo pionero (de ese país) en la vigilancia de conductas».
Otros países, como Estados Unidos, han renunciado a la adopción de métodos en los que inspectores interroguen a personas que puedan ser sospechosas por su apariencia o sus antecedentes étnicos o raciales.
Sin embargo, censuró que Israel no hiciera lo suficiente para corregir los problemas que propiciaron que la Administración Federal de Aviación de Estados Unidos degradara la calificación de la seguridad aeronáutica de ese país a la menor de las últimas dos categorías.
Esta categoría inferior casi siempre está reservada para alguna provincia en alguna de las naciones menos desarrolladas del mundo.
La Categoría 2 impide a las aerolíneas israelíes que amplíen su capacidad en el mercado de Estados Unidos o que transporte a pasajeros de códigos compartidos de aerolíneas estadounidenses.
«Es una situación costosa para la reputación del país y perjudica a las aerolíneas israelíes», manifestó Bisignani. El despacho de Bisgnani fue renuente a una entrevista con el directivo.
Israel jamás ha tenido el desastre de un avión en un aeropuerto, pero los expertos aseguran que la aeronáutica civil ha sido descuidada por décadas, debido a la lentitud de las autoridades para renovar pistas y adoptar instrumentos modernos para los aterrizajes y tecnología de radar.
El congestionamiento del espacio aéreo que comparten los vuelos civiles y militares complican todavía más las dificultades.
Las mejoras se han emprendido e incluyen radares y sistemas de instrumentos para aterrizaje, todo más nuevo, la ampliación de una de las tres pistas del aeropuerto y la construcción de otra torre de control aérea.
Sin embargo, el contralor estatal Micha Lindestrauss dijo en un informe en septiembre que los cambios no se efectúan a la rapidez necesaria.
«A pesar de las deficiencias de seguridad destacadas en las críticas de las comisiones y de los profesionales en Israel y el extranjero, los ministerios de gobierno desafortunadamente no hicieron lo suficiente para mejorar la seguridad de la aviación en Israel», escribió el contralor.
«Las vidas de los pasajeros en la aviación civil pudieran estar en peligro», apuntó.
El funcionario criticó al parlamento por no actualizar la ley de aviación civil debido a que la normativa actual data de 1927, cuando Gran Bretaña gobernaba la región de Palestina.