La historiadora Carla Grossi, estudiosa de la obra de Da Vinci, aseguró que el paisaje detrás del rostro retratado es un puente sobre el río Trebbia construido en el siglo VII en la zona céntrica del país de origen del cuadro. En diciembre, otro experto en el trabajo del autor había asegurado que las iniciales del autor estaban escritas en el ojo derecho de la misteriosa y célebre mujer.
El paisaje que hace de telón de fondo al retrato de la Monna Lisa del Giocondo, pintado por Leonardo da Vinci y considerado el cuadro más famoso de todos los tiempos, conservado hoy en el Louvre, fue reconocido.
Según la estudiosa Carla Grossi, que ya había dedicado un libro al pintor, «Misterio Leonardo», el paisaje que se entrevé a espaldas de la mujer de la sonrisa enigmática es un puente sobre el río Trebbia, cerca de Bobbio, en Italia central.
El puente, apodado Puente Jorobado o del Diablo, había sido construido en el siglo VII por los monjes de la Abadía de San Colombano, sede de una biblioteca que tal vez Leonardo haya visitado.
La estudiosa no se detiene ahí y cree haber descubierto que la retratada no fue Lisa Gherardini, esposa de un mercader de la mediana burguesía toscana, Francesco del Giocondo, vecino de Leonardo cuando este vivía a pocos pasos de la Plaza de la Señoría.
La retratada es, en cambio, Bianca Giovanna Sforza, hija de Ludovico el Moro, señor de Milán a cuyo servicio estuvo Leonardo durante su estadía lombarda, pintando no solo la «Ultima Cena» sino también edificando las murallas de la ciudad y creando infinita cantidad de armas.
En realidad, ésta es una teoría que fue discutida por otros estudiosos que rechazaban la identidad de Monna Lisa por no coincidir con la descripción del cuadro que había hecho el pintor, historiador y crítico de arte Giorgio Vasari pocos años después de la muerte de Leonardo.
La Gioconda de todos modos fue un cuadro que da Vinci llevó consigo de Florencia a Milán y de allí a Francia, retocándolo toda su vida (hay tres retratos superpuestos descubiertos por las radiografías) antes de regalárselo en su lecho de muerte al rey de Francia, Francisco I, que lo conservó en su castillo de Fontainebleau, de donde pasó a las colecciones reales del Louvre.
Y no es tampoco el último descubrimiento ya que otro estudioso italiano, Silvano Vincenti, anunció en diciembre haber descubierto en el ojo derecho de La Gioconda las letras L y V (siglas de Leonardo da Vinci) y en el izquierdo otras que podrían ser C, E o B, de significado imprecisado, aunque la B podría ser la inicial de Bianca y la C de Caterina Sforza, su hermana mayor.