No es tan fácil aceptar ayuda psiquiátrica y considerar que eventualmente se necesite del auxilio de algún medicamento de esta especialidad. Cabe señalar que en nuestro medio el médico psiquiatra ejerce el uso de la psicoterapia y, además, se apoya con el tratamiento de medicamentos denominados psicofármacos.
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La mayoría de personas miran a las enfermedades de esta rama de la medicina como imaginarias o invisibles. En parte porque es difícil encontrar formas de explicarlas y hacerlas objetivas. Sin embargo, las personas mantienen sus sentidos, pensamientos y actitudes sujetas a este algo, que mejor desearían fuera algo distinto. Los avances científicos enseñan que éstas tienen un substrato neurobiológico y la participación del sistema inmune en su desarrollo.
Aunado a que todo este conjunto de manifestaciones expresas, dolencias, rarezas, malestares, conductas disruptivas en la vida cotidiana, se les connota en la nada. Profesionales de la salud de manera general no manifiestan mucho interés y tal vez posean poco conocimiento acerca de este tema. Existen también profesionales de la salud mental antipsiquiatras que consideran que los medicamentos no se deben utilizar en problemas psicológicos y que solamente la psicoterapia ayudará a sus pacientes, de tal manera, que se podría pensar que aun en las universidades se forma a las personas con terror a la utilización de medicamentos para asuntos mentales o emocionales.
El síndrome de fatiga crónica así como la fibromialgia son enfermedades sistémicas que afectan el músculo esquelético, de las cuales, aún existe poco entendimiento en cuanto a su origen y tratamiento. Sin embargo, se están utilizando una variabilidad de fármacos para su tratamiento, inclusive antidepresivos, anticonvulsivos y ansiolíticos. Pero ahí no es cuestionada la ayuda de los psicofármacos. Bienvenidos, en un cóctel de muchos otros medicamentos.
Entonces ¿Qué es lo que pasa? ¿Por qué se hace tan difícil que muchos de los pacientes que necesitan medicamentos para aliviar sus síntomas y ser funcionales en las tareas de su vida en lo referente a su trabajo, la educación, en sus relaciones interpersonales en general se niegan a tomar sus prescripciones médicas?
La gente va a sus iglesias y algunas de ellas, tampoco reconocen a las enfermedades psiquiátricas. Las personas con este tipo de padecimiento se encuentran en un vacío cuando sus enfermedades no son vistas como tales.
Algunos dirán es que este tipo de medicamentos puede crear adicciones, tienen efectos secundarios desagradables ¿Qué dirá la gente si sabe que los tomo? Así que respondiendo a los decires: Algunos medicamentos como los derivados de las benzodiacepinas tienen posibilidad de establecer adicciones, pero por ello son medicamentos controlados y han de ser manejados bajo supervisión médica. Otros, que tienen efectos secundarios, es cierto, pero aún el placebo (Ej. Cápsulas rellenas de azúcar) también tienen efectos secundarios. Y acerca del prejuicio y la estigmatización de las enfermedades psiquiátricas, se ha de realizar una labor educativa en conjunto tanto por los profesionales de la salud: médicos, psiquiatras, psicólogos, trabajadores sociales, educadores, los mismos pacientes, sus familias, líderes sociales, entre ellos los religiosos, y las personas que integren la sociedad.
Mientras no podamos dar oportunidad al trabajo de los psiquiatras por tanto prejuicio y desinformación de las enfermedades mentales, las personas continuarán en peligro de prolongar el sufrimiento de sus enfermedades y fomentar su disfuncionalidad social.