La Asociación de Periodistas de Guatemala (APG) está estrenando Junta Directiva, con un escaso año por delante para sacarla avante y reconquistar el prestigio que ha perdido en su calidad de representativa del cuarto poder y rectora de la prensa nacional, por la ausencia, entre otras circunstancias, de programas especiales y de la aplicación de las relaciones públicas.
De estas se dice que son: «una función necesaria para cualquier persona o grupo organizado de personas, empresa, sociedad, institución o gobierno, conglomerado para alcanzar prestigio, simpatía, buena voluntad, comprensión y, a la postre, beneficios.»
Quienes, aunque ya quedamos pocos apegistas, constituimos la vieja guardia del periodismo guatemalteco, cuando integramos la Junta Directiva de la APG, pusimos énfasis en esta disciplina mediante la cual llegó a ser predominante en la conciencia nacional.
Recuerdo que para la dos celebraciones principales, aniversario y toma de posesión de la recién electa Junta Directiva, el salón era insuficiente para dar cabida a personalidades, amigos y simpatizantes de la Asociación; llegaban: el Presidente de la República, ministros de Estado, diplomáticos, militares, directores de los medios de comunicación, varios de ellos fueron fundadores como se ve de las fotografías que exornan el salón principal de la entidad, de los que en una ocasión dijo el periodista y licenciado Jorge Carpio Nicolle, ellos son los próceres de la APG.
Los directivos de esos ya lejanos días iniciamos lo que el cofundador de la Asociación, Isidoro Zarco llamaba «visita de altares», pues se visitaba al Presidente de la República, del Congreso Nacional y de la Corte Suprema de Justicia, Nuncio Apostólico, en su calidad de Decano del Cuerpo Diplomático, Arzobispo Metropolitano, es decir, que la representación del cuarto poder saludaba a los otros poderes del Estado, seglar y religioso, eso abría las puertas para mantener buenas relaciones públicas. Desde luego, estas visitas se extendían a los medios de comunicación, con quienes había una correlación muy estrecha; ya que periodistas de estos medios eran asociados a la entidad.
Cuando el abogado Julio César Méndez Montenegro fue Presidente de la República, acostumbraba ir a tomarse unos sus jaibolitos al entonces bar de la institución y a departir, sin su equipo de seguridad, con la junta Directiva. En una de esas llegadas dijo que tenía deseos de obsequiarle algo a la APG, de su propio peculio, y se le pidió una marimba, la que fue encargada a la fábrica internacional de marimbas de don Rosendo E. Barrios, y fue el quinto instrumento de Guatemala de alta calidad y era ejecutado por los apegistas aficionados, yo fui contrabajista durante catorce años, desde luego, teníamos un maestro marimbista. El instrumento está abandonado y arruinándose desde hace varias juntas directivas. En ese entonces fue parte de las Relaciones Públicas de la APG, pues se proyectó al gran público nacional.
En resumen, si la actual Junta Directiva quiere reconquistar el prestigio de la Asociación, debe tomar el campo de las Relaciones Públicas, o continuar en el estado actual de casi anonimato en el que se le ha colocado.