Dentro del sistema democrático un principio fundamental es la libertad de expresión. Dicho derecho es patrimonio de todos los seres humanos; sin embargo, quienes principalmente lo ejercen son quienes dirigen, opinan o laboran en los medios de comunicación.
jfrlguate@yahoo.com
Todos los gobiernos sin excepción están atentos a las noticias y opiniones editoriales que se expresan sobre la situación de su país en la televisión, en la radio y en los medios escritos, por cuanto dichas publicaciones informan, forman y a veces deforman la opinión pública; es decir, el criterio de la ciudadanía en general que al ver, escuchar o leer el contenido que se publica en los medios crea su propio juicio que se convierte en la opinión pública con respecto a lo que realiza el Gobierno. Generalizar que todos los medios informan, opinan de igual manera es un error por cuanto la seriedad y la calidad de los medios varían.
La televisión, está comprobado, es el medio que mayor credibilidad y audiencia tiene en el mundo actual, pero los medios Facebook y Twitter cada día adquieren más importancia y prueba de esto es la llamada filtración que se produjo recientemente a través de WikiLeaks; ha sido tan importante su impacto que el país más poderoso del mundo, Estados Unidos se ha complicado por la opinión que sus embajadores, representantes y el Departamento de Estado trasladaban analizando, criticando y en cierto grado espiando a la mayoría de países del mundo.
El segundo medio de mayor impacto en el mundo es la radio, influencia que varía según el desarrollo de cada país. En los países menos desarrollados donde Guatemala se debe incluir, la radio es de suma importancia debido a que económicamente a la población le es más fácil escuchar las estaciones de radio que ver la televisión, ya no digamos leer los medios impresos que por una parte tienen menos acceso y, por otra parte, son onerosos para un gran número de ciudadanos.
Como toda acción humana tiene sus pro y contra, es indudable que los dueños de los medios de comunicación social, sus equipos de redacción e investigación y sus comunicadores en general deben de comprender lo importante que las noticias y que las opiniones sean objetivas, ecuánimes e independientes, evitando con ello desinformar o más grave aún manipular e influir en la opinión de sus lectores u oyentes. El no hacerlo es una violación a los Derechos Humanos, a la Democracia y al Estado de Derecho.
Los gobiernos en general quisieran que las noticias y las opiniones fueran siempre favorables, aspecto que es imposible. Lo que sí tienen derecho a requerir es que las noticias sean imparciales, objetivas y aunque a veces no lo son, lo correcto es que el Gobierno pueda obtener que cualquier información improcedente sea aclarada y presentada a la opinión pública para que la misma tenga acceso, tanto a la información que presentan los comunicadores, los medios y sus dueños, como a la información que los funcionarios consideran pertinente en relación al tema.
El actual Gobierno, igual que todos los gobiernos en Guatemala, sabe que algunos medios, algunos dueños de dichos medios y sus dirigentes se parcializan de la misma manera que lo hacen algunos comunicadores. Respetando la ley y la libertad de opinión, deben de insistir en que la información sea fidedigna, balanceada, objetiva y ecuánime. Además, cuidarse de algunos grupos que como en el Gobierno de Ramiro de León y otros están al servicio del mejor postor o en las elecciones se parcializan a cambio de un beneficio o puesto. A Dios gracias también existen dueños y medios profesionales correctos que dignifican la comunicación.