Nunca se podrá eliminar el carácter subjetivo a la hora de hacer un balance de la gestión gubernamental porque, al fin y al cabo, el mismo se basa en hechos, pero también en percepciones. Hoy ílvaro Colom está cumpliendo su tercer año de gobierno y es natural que se hagan encuestas y que la gente opine sobre cómo ve su trabajo y el impacto que tiene en la vida nacional y, cómo se refleja en esas encuestas, hay respuestas para todos los gustos.
Pero al margen de lo que reflejan las encuestas, obviamente este gobierno, como cualquier otro, tiene sus luces y sombras y ni todo lo que se ha hecho es bueno, ni todo es malo. Tratando de ser lo más objetivos que se pueda, hemos de decir que sin duda este gobierno ha colocado el problema de la pobreza en el país en el centro del debate y mediante la implementación de programas de asistencia a los más pobres, enmarcados en lo que bautizaron como Cohesión Social, se abre el espacio para una nueva dinámica nacional que no parece reversible porque nadie podrá ya dejar de atender nuestra realidad en esa materia.
Creemos que colocar al Estado en posición de tener que atender el problema de la pobreza constituye, sin duda, el mayor acierto del gobierno de ílvaro Colom, con todo y lo que se pueda y deba discutir respecto a sesgos clientelares y politiqueros en el manejo de los programas. Porque históricamente el Estado en Guatemala ignoró esa realidad y no emprendió ninguna política de compensadores sociales, mismos que ahora entraron para quedarse en la agenda nacional.
En cuanto a sombras, sin duda ninguna tan importante como la incapacidad para contener la violencia en el país que durante el gobierno de Colom alcanzó niveles sin precedente. Cierto que es un proceso iniciado en otras administraciones y que en el último año se produjo un freno al crecimiento de las cifras de la violencia, pero Colom ganó la elección en buena medida cuando ofreció combatirla con inteligencia y los resultados son más bien pobres. Hay avances en la lucha contra la impunidad, pero el éxito no se debe a Colom porque su decisión de nombrar al abogado Conrado Reyes como Fiscal y su negativa a removerlo evidencia su nivel de compromiso, además de la perniciosa influencia de gente de su partido en el manoseo de las comisiones de postulación.
La falta de transparencia es otra asignatura pendiente porque los financistas se despachan con la cuchara grande, además de los casos ya judicializados de Meyer y de Velásquez, pero también en esa materia la impunidad ayuda a los que violan la ley.
Resumimos, en el breve espacio editorial, las mayores luces y sombras, a nuestro juicio, de este gobierno.