La primera semana del año que hemos tenido parece ser el preludio de lo que se vaticinaba hace poco en relación al convulso período electoral de nuestro país.
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Los guatemaltecos, a causa de la crónicamente débil gestión gubernamental, hemos sido obligados a abordar el bus mirando hacia todos lados y a escoger con cuidado el lugar para sentarnos; a llevar los vidrios del vehículo subidos y vigilar las esquinas; o, simplemente a llenar de barrotes nuestras colonias para dizque estar seguros por lo menos dentro de ellas. Todo eso mientras los clubes de unos cuantos que se hacen llamar partidos políticos realizan campaña electoral para conquistar el poder, sin poner atención al costo financiero y menos aún a la dignidad humana de las víctimas directas de la violencia.
En una parte de la novela de íngeles Mastretta, Arráncame la Vida, el personaje principal cuenta que a los pobladores de un lugar que visitó con su esposo, que era candidato a gobernador, no les gustaban las elecciones porque siempre que se llevaban a cabo había muertos.
En Guatemala, durante período eleccionario o no, hemos estado sumidos en este vaivén que parece ser algo con lo que los actuales políticos y quienes los financian están dispuestos a vivir, debido a que no es a ellos a quienes afecta y, mientras se mantengan en el poder el salario y comisiones serán puntuales y los negocios oscuros siempre a la orden.
Sin embargo, el que la situación que vivimos continúe depende de cada uno de los habitantes de este país. A pesar de que también están aquellos con el pensamiento de que hagamos lo que hagamos siempre estaremos inmersos en realidades como estas. Incluso muchos que un día pensaron en cambiar el mundo ahora son los más desdichados y parecen pretender hacernos sentir de la misma forma a quienes creemos que el escenario puede y debe cambiar.
No se trata de hacer cosas grandes y convertirnos en héroes nacionales ni mucho menos, más bien creo que con lo que debemos comenzar es con facilitar información entre nosotros mismos, los guatemaltecos. Pero ¿qué tipo de información? Aquella que nos incumbe a todos. A niños, adolescentes y adultos, por ejemplo: quiénes han gobernado y legislado nuestro país y quieren hacerlo nuevamente, qué han hecho con los recursos públicos y cómo planean emplearlos ahora, qué puestos ocupan y han ocupado ciertos funcionarios que han resultado con grandes fortunas en relativamente poco tiempo, etc.
Todos debemos informarnos e informar a nuestra familia, amigos, compañeros de estudio y trabajo, etc., y generar discusiones con respeto para que así de verdad sepamos elegir, pero sobre todo exigir resultados.
De esa cuenta sabremos cómo el Gobierno trata también de extorsionarnos, argumentando que si queremos seguridad debemos pagar más por ella, o alegando carencia de recursos mientras estos son transferidos a otros lugares por distintos intereses. Así también, sabremos distinguir entre quienes ahora se autoproclaman salvadores nuestros y quienes merezcan servir a la patria como dignos representantes.
Es una de las cosas con que debemos iniciar, pues de lo contrario ellos continuarán como Juan por su casa.